En la Iglesia Católica se celebra el Nacimiento del Señor cada 25 de diciembre, pero una pregunta que muchos se hacen es: ¿a qué hora realmente nació el Divino Niño?
La misma interrogante se hacía San Bernardo de Claraval, y Cristo se le apareció para darle una respuesta. Pero también es sorprendente lo que le pasó a dos santos franciscanos.
En el libro Leyenda Dorada o Leyenda áurea del Beato Santiago de la Vorágine se narra que San Bernardo de Claraval (1090-1153), abad y Doctor de la Iglesia, cuando tenía corta edad fue al templo para participar de la Santa Misa en la noche de Navidad.
Mientras esperaba que se diera inicio a la celebración se obsesionó con la pregunta de a qué hora habría nacido el Señor. De pronto se le apareció el propio Cristo recién nacido.
“De ahí mismo entonces dedujo, y toda su vida permaneció convencido de la legitimidad de esta deducción, que Cristo había venido al mundo precisamente a la misma hora en que a él se le había aparecido de aquella manera”, indica el Beato Santiago de la Vorágine.
Más adelante, San Bernardo en uno de sus sermones sobre la venida del Señor indicó: “La medianoche viene a significar la pureza de intención. Tu ojo sencillo irradie en todo tu cuerpo; es decir, todo lo que hagas, hazlo por Dios. Y que las gracias vuelvan a su fuente y fluyan sin cesar”.