En su discurso de Navidad a los empleados del Vaticano, el Papa Francisco señaló que “el bien crece sin hacer ruido, se multiplica inesperadamente y difunde el perfume de la alegría”.
Esta mañana, en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Padre Francisco se reunió con los empleados de la Santa Sede y del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, con sus respectivas familias, para felicitarles la Navidad.
En este emotivo y tradicional encuentro, el Papa Francisco destacó que el “estilo de Dios” no es “grandioso ni ruidoso”, sino que “es el estilo de la ocultación y la pequeñez”.
Para el Santo Padre, este estilo muestra “el rasgo manso de Dios, que no viene a nosotros para atemorizarnos con su grandeza ni para imponerse con su magnificencia, sino que se hace presente de la manera más ordinaria posible, haciéndose uno de nosotros”.
“Dios se esconde en la pequeñez de un Niño que nace, en un matrimonio -María y José- que no es el centro de atención, en la pobreza de un establo porque no había sitio para ellos en el alojamiento”, señaló a continuación.
En esta línea, reiteró que “Él es el Dios de los pequeños, el Dios de los últimos y, con Él, todos aprendemos el camino para entrar en el Reino de Dios: no una religiosidad aparente y artificial, sino hacerse pequeños como niños”.