Cada 18 de diciembre se conmemora la fundación de los salesianos, quienes están entre las congregaciones religiosas más numerosas del mundo. Pero algo que poco se conoce es que María Auxiliadora se le apareció a Don Bosco para enseñarle una especial regla con la que hizo crecer el número de sus seguidores.
En 1854, San Juan Bosco le dijo a un grupo de jóvenes: “La Virgen quiere que fundemos una Sociedad. He decidido que nos llamaremos Salesianos. Pongámonos bajo la protección de San Francisco de Sales”.
Este deseo de la Virgen se concretó oficialmente el 18 de diciembre de 1859 en el oratorio italiano de Valdocco, en Turín. El santo se reunió con 17 muchachos, que tenían en promedio 20 años de edad.
En un pequeño cuaderno, que sirvió como acta de fundación, se escribieron los nombres de cada uno de ellos, entre los que estaban el futuro Beato Miguel Rúa y el primer cardenal salesiano Juan Cagliero, quien llegó a ser obispo de la Patagonia en Argentina. Pero nada de esto hubiera sido posible sin una aparición profética de María Auxiliadora.
En 1845, Don Bosco tuvo un sueño. El santo contó que se vio rodeado de una gran cantidad de jóvenes y que era ayudado por otros sacerdotes colaboradores. Sin embargo, estos presbíteros luego se iban y lo dejaban solo.
Es así que miró a la Virgen, quien le dijo: “¿Quieres saber cómo hacer para que no se te vayan más? Toma esta cinta y átasela a su cabeza”.