“Sólo en Dios encontramos la luz de la vida”, expresó el Papa Francisco antes de rezar el Ángelus dominical con los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, a quienes compartió su reflexión sobre la figura de San Juan Bautista.
“El ejemplo de Juan Bautista nos enseña al menos dos cosas. En primer lugar, que nosotros, solos, no podemos salvarnos: sólo en Dios encontramos la luz de la vida. Y, en segundo lugar, que cada uno de nosotros, con el servicio, la coherencia, la humildad, con el testimonio de vida —y siempre con la gracia de Dios— puede ser una lámpara que brilla y ayudar a los demás a encontrar el camino para encontrarse con Jesús.”, aseguró el Santo Padre.
De acuerdo a la Gendarmería vaticana, este domingo se congregaron frente al balcón del Palacio Apostólico unas 22.000 personas, a quienes el Pontífice indicó que San Juan Bautista —de cuya misión habla el Evangelio del tercer domingo de Adviento—, “es ciertamente un hombre extraordinario”.
“La gente acude a escucharle atraída por su forma de ser, coherente y sincera. Su testimonio llega a través de la franqueza de su lenguaje, la honestidad de su comportamiento, la austeridad de su vida”, afirmó.
El Papa Francisco explicó que estas tres características lo diferencian “de otros personajes famosos y poderosos de la época, que invertían mucho en la apariencia”.
En cambio, personas como San Juan Bautista, “rectas, libres y valientes, son figuras luminosas, fascinantes: nos inspiran a salir de la mediocridad y a ser a su vez modelos de buena vida para los demás”.