Un franciscano de 91 años ha hablado sobre su tiempo como confesor del Papa Francisco y ha destacado el papel perdurable y esencial del sacramento de la reconciliación.
El hermano Otmar Egloff sirvió durante varios años como confesor principal en la Basílica de San Juan de Letrán, la célebre catedral del Obispo de Roma, según CNA Deutsch —agencia en alemán del Grupo ACI—.
Él describe cómo se le pidió que se trasladara desde su Suiza natal para servir en la basílica en 2004, hacia el final del pontificado del Papa Juan Pablo II. “Probablemente fue mi talento para los idiomas lo que fue decisivo, ya que hablo italiano, alemán y francés”, contó el sacerdote en una entrevista publicada el 7 de diciembre por el portal suizo kath.ch.
El fraile recordó que le dijeron: “¡Mañana el Papa viene a confesarse!”. Sin embargo, la experiencia no fue muy diferente de escuchar confesiones de otros católicos.
“La única diferencia fue que mi confesionario fue limpiado muy a fondo antes. Cuando llegas al confesionario por la mañana y ves a un equipo completo limpiándolo y fregándolo, eso es algo realmente diferente. Solía ir y quitar el polvo yo mismo con un paño”, sostuvo el franciscano.
“También fue especial que el Papa Francisco se confesara arrodillado en público y luego usara mi confesionario para escuchar confesiones de otros sacerdotes”, agregó Egloff.