Me sentí muy orgullosa la tarde del miércoles 29 de noviembre cuando, en la inauguración del congreso dedicado al legado de Benedicto XVI en la Pontificia Universidad Gregoriana, el profesor Jordi Pujol, de la Universidad de la Santa Cruz, afirmó que el proyecto presentado nació "en junio 2014, cuando Mons. Georg Gänswein vino a la Universidad Pontificia de la Santa Cruz para pronunciar un discurso sobre diplomacia y política, concentrándose en el fundamento de la justicia en los discursos políticos de Benedicto”.
En efecto, el 5 de junio de 2014 el secretario de Benedicto XVI pronunció ese discurso para presentar mi libro En el avión del Papa Benedicto, publicado por la LEV.
Pujol continúa: “En aquel tiempo, yo estaba explorando los fundamentos de la libertad de expresión, y las ideas de Benedicto me llamaron la atención y me inspiraron de diferentes maneras sobre cómo entablar una discusión sobre diferentes debates acerca de la libertad de expresión. Como decimos en el campo de las comunicaciones: ‘Puse esa idea en el congelador’ en espera del momento adecuado”.
¿De qué idea se trataba? Comparar a un estudioso emergente, un anciano y un emérito, que reflexiona sobre el texto de Benedicto, en conversación con Ratzinger y entre sí, para comprender el legado del gran teólogo y Pontífice.
El proyecto recibió inmediatamente el apoyo del Arzobispo Gänswein y el del De Nicola Center for Ethics and Culture de la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos).
¿Pero qué se entiende por “debates inconclusos”? Se trata de los grandes temas “políticos” reunidos en seis discursos y una carta. “Tres de estos discursos (Nueva York, Londres, Berlín) abordan aspectos políticos cruciales: el fundamento de los derechos humanos; reflexiones sobre la tradición democrática liberal; el fundamento de la justicia y el debate sobre el derecho natural”.