3 actitudes que deben tener los capellanes universitarios, según el Papa Francisco

Más tarde, señaló la importancia de “acompañar con cuidado”. Y es que “creer en la vitalidad de la siembra de Dios implica cuidar lo que crece en silencio y se manifiesta en los pensamientos, deseos y afectos, aunque a veces rotos, de los jóvenes que les han sido confiados”. 

El Pontífice les instó a no “tener miedo” de asumir estas realidades y a evitar las ideologías dentro de la Iglesia. “Si una persona es sabiamente valorada por lo que es, puede ser una obra de arte”. 

“El Señor nos enseña precisamente este arte del cuidado: Él, que de la oscuridad del caos creó el mundo y que de la noche de la muerte resucitó a la vida, nos enseña a sacar lo mejor de las criaturas partiendo del cuidado de lo que hay de más frágil e imperfecto en ellas”.  

Ante los desafíos del día a día, el Papa Francisco les invitó a no desanimarse y a ocuparse sin buscar resultados inmediatos, "con la esperanza cierta de que, cuando acompañan a los jóvenes con cercanía y cuando rezamos por ellos, florecen las maravillas”. 

“Pero no florecen de la uniformidad, florecen precisamente de las diferencias, que son su riqueza”, reiteró.

Actuar con valentía

Como tercera actitud, el Santo Padre remarcó que “alimentar la alegría del Evangelio en el ámbito universitario es una aventura, sí apasionante, pero también exigente: requiere valentía”.

Ésta, según el Papa Francisco, “es la valentía la que nos permite tender puentes incluso sobre los abismos más profundos, como los del miedo, la indecisión y las coartadas paralizantes que inhiben la acción y alimentan el desentendimiento”. 

Advirtió que “lo peor de un educador es no arriesgar”, ya que, si no se arriesga, “no hay fecundidad”.

“Cuando en los afanes del alma irrumpe una decisión que crea algo nuevo, rebelándose contra la inercia de una conciencia demasiado calculadora, eso es valentía; la valentía a la que no le gustan los adornos, ni mentales ni emocionales, sino que va al grano apuntando a lo necesario, dejando de lado todo lo que pueda debilitar la fuerza de la elección inicial”.

“¿Y quién es el que nos da el valor para seguir adelante?”, preguntó el Pontífice: “El Espíritu Santo, el ‘Gran Oculto’ en la Iglesia. Pero es Él quien nos da la fuerza, la valentía: debemos pedir al Espíritu que nos dé esta valentía”. 

Por último, destacó que “cuando un cristiano da, conserva siempre la modestia: da en secreto, da con delicadeza, sin ofender”.