Mons. Javier del Río Alba, Arzobispo de Arequipa (Perú), recordó que está bien ayudar a los pobres con la limosna, pero es aún más importante que ellos se sepan y se sientan amados por nosotros.
Así lo indicó el Prelado en su carta semanal titulada “Los pobres, nuestros hermanos”, enviada a ACI Prensa en ocasión de la VII Jornada Mundial de los Pobres que se celebra este domingo 19 de noviembre.
El Arzobispo resaltó en su misiva que “dar limosna a un pobre o dar dinero a la Iglesia o a una organización de bien social para que ayuden a los necesitados es una buena obra; pero los pobres esperan y necesitan mucho más de nosotros. Necesitan saberse y sentirse amados por nosotros”.
Por eso, dice el Papa en su mensaje para la jornada de este año, “la vocación de todo cristiano ante los pobres es implicarse en primera persona”.
Mons. Del Río recordó que el Santo Padre señala sobre esta jornada que “cuando estamos ante un pobre no podemos volver la mirada hacia otra parte”, porque cada pobre es nuestro prójimo y porque apartar el rostro del pobre “nos impedirá encontrarnos con el rostro del Señor Jesús”.
De este modo, continúa el Arzobispo de Arequipa, el Pontífice vuelve “a lo que tantas veces ha dicho en estos años de su pontificado: en los pobres hay una presencia, misteriosa pero real, de Jesucristo. De hecho, lo dice el mismo Jesús cuando, refiriéndose a los pobres, afirma: ‘lo que hicieron a uno estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron’ (Mt 25,40)”.