Originario de Huelva, era párroco en la localidad sevillana de Cazalla de la Sierra, donde tuvo que enfrentarse a las laicistas autoridades locales que le impedían procesionar con el Viático, el toque de campanas o realizar responsos católicos en los entierros.
Fue detenido el mismo 18 de julio y padeció amenazas y burlas durante su cautiverio que se alargó 18 días. Llegó a la Casa del Padre el 5 de agosto, tras ser acribillado en el patio de la cárcel.
Enrique Palacios Monrabá
Terminado su primer curso de Sagrada Teología en el mes de junio de 1936, el seminarista Enrique Palacios fue a visitar a su familia en Cazalla. El 20 de julio, lunes, acudió a la Santa Misa, oficiada por el coadjutor, ya que el párroco (P. Díaz) ya había sido detenido.
Allí fue apresado junto a su padre. Su martirio tuvo lugar el 5 de agosto.
Manuel Palacios Rodríguez
Padre del seminarista, era oriundo de Aracena (Huelva). Manuel era un hombre prudente y religioso, que destacaba por su generosidad. En medio del ambiente anticlerical, se afilió a Acción Popular, un partido confesional católico nacido durante la II República.
Fue secuestrado junto a su hijo y fusilado el 5 de agosto.
Mariano López-Cepero y Muru
Nacido en Cazalla de la Sierra, formó parte de los representantes del municipio. Desde esa posición, fomentó la instalación de centros educativos religiosos y la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en el Ayuntamiento. Miembro de la Junta Parroquial desde 1932, fue detenido al poco de comenzar la guerra y asesinado el 5 de agosto.
Gabriel López-Cepero y Muru
Nacido en 1874, había estudiado en el internado de los jesuitas en El Puerto de Santa María (Cádiz). Estaba casado y tenía seis hijos. Como su hermano, formaba parte de la Junta Parroquial. Dejó por escrito su voluntad de evitar el entierro civil impuesto por las autoridades. Detenido a la par que sus vecinos, rezaba a diario el rosario durante su cautiverio, hasta su martirio el 5 de agosto.
Cristóbal Pérez Pascual
Este farmacéutico era conocido por el desempeño caritativo de su profesión, labor que continuó durante el cautiverio que padeció junto a sus convecinos de Cazalla de la Sierra, con los que corrió la misma suerte. Alcanzó la gloria tras ser acribillado a balazos en el patio de la cárcel.
P. Mariano Caballero Rubio
E P. Caballero padeció los rigores del anticlericalismo en su parroquia de Huelva a lo largo de los procelosos años de la II República. El 21 de julio de 1936 fue encendido el templo, como se había hecho ya con otras iglesias, y buscó refugio.
Fue detenido en la localidad de Punta Umbría. Mientras era trasladado al Gobierno Civil de Huelva, recibió un disparo por la espalda. Murió a los 41 años tras desangrarse durante dos días.
P. Pedro Carballo Corrales
Desde octubre de 1919, el P. Carballo desempeñaba su labor pastoral en Guadalcanal (Sevilla). Tras el estallido de la guerra, todos los edificios religiosos fueron saqueados, cuando no incendiados. Detenido el 20 de julio, fue fusilado junto a otros 20 reclusos el 6 de agosto en las cercanías del cementerio.
P. Miguel Borrero Picón
Nacido en 1873 en Beas (Huelva), fue detenido la noche del 19 de julio de 1936 en Utrera (Sevilla) cuando se dirigía al Ayuntamiento a pedir la libertad de unos vecinos encarcelados por el Comité Revolucionario local.
Durante su cautiverio, se preparó a conciencia y también a sus compañeros de presidio, para la que sabían era una muerte segura. Sus carceleros les dieron la orden de salir del calabozo cuando conocieron la cercanía de las tropas nacionales. Nada más cruzar la puerta, el P. Borrero recibió un disparo mortal en el pecho. Era el 26 de julio de 1936.
P. Salvador Lobato Pérez
De origen gaditano, el P. Salvador ejercía el sacerdocio en la localidad sevillana de El Saucejo, con grave dificultad por el ambiente anticatólico del momento. Desalojado de la casa rectoral el 23 de julio, se refugió en el hogar de unos vecinos junto a su familia.
El 21 de agosto fueron a buscarle le detuvieron y, llevado a las afueras junto a su hermano, fue fusilado.
Rafael Lobato Pérez
En compañía de su madre y su hermano, sacerdote, buscó refugio en la casa de amigos tras ser expulsados de la casa rectoral. Tras su detención, no queriendo dejar solo a su hermano, corrió la misma suerte que él, hasta el martirio.
P. Rafael Machuca y Juárez de Negrón
Nacido en Estepa (Sevilla) en 1881, por prescripción médica solicitó licencia para realizar un tratamiento de aguas medicinales en Málaga, donde le sorprendió el inicio de la Guerra Civil. Detenido junto a otras 11 personas, tres de los cuales eran también sacerdotes, fue encerrado en la cárcel.
Como represalia a un bombardeo del bando nacional, los revolucionarios determinaron realizar una “saca” de más de un centenar de personas, que significó el traslado y fusilamiento de todos ellos junto al cementerio de San Rafael el 31 de agosto.
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