Dos obispos de Inglaterra lamentaron la muerte de la bebé Indi Gregory, desconectada el último sábado del soporte vital, y solicitaron la aprobación de una enmienda sobre cuidados paliativos para enfermos terminales.
Indi Gregory, nacida en febrero y bautizada en septiembre, sufría de una rara enfermedad degenerativa mitocondrial. Estaba conectada a un ventilador en el Queen’s Medical Centre en Nottingham (Inglaterra).
El sábado 11 de noviembre fue desconectada del soporte vital que la mantenía con vida, tras una decisión judicial contraria a la voluntad de sus padres. Ese día la Oficina de Prensa del Vaticano informó que el Papa Francisco estaba rezando por Indi y su familia.
La pequeña falleció el lunes 13 en brazos de su madre en un hospicio a las 1:45 a.m., lugar en el que debió permanecer al no permitírsele ir a casa, según informó la organización británica Christian Concern.
El gobierno italiano le había concedido a Indi la nacionalidad italiana para que pudiera viajar y recibir tratamiento en el hospital pediátrico Bambino Gesú en Roma, conocido como el “hospital del Papa”, que iba a correr con todos los gastos.
El Bambino Gesù, administrado por el Vaticano, ya ha ofrecido antes tratar a otros bebés con graves enfermedades como Alfie Evans en 2018 y Charlie Gard en 2017, a quienes finalmente se les negó la oportunidad de viajar a Italia tras los fallos de las cortes del Reino Unido y que también murieron tras el retiro del soporte vital.