Cada 10 de noviembre se celebra al Papa San León Magno, a quien el Apóstol San Pedro se le aparecía en persona para ayudarlo en su misión pontificia. En una ocasión le dio un consejo que es también válido para todos los obispos hasta la actualidad.
Las crónicas indican que San León (400-461), Doctor de la Iglesia, combatió con destreza varias herejías y que con valentía buscó contrarrestar las incursiones de los bárbaros, razón por la cual fue llamado Magno.
En el libro Leyenda dorada o Leyenda áurea del Beato dominico Santiago de la Vorágine, se narra que el santo pasó muchos días en ayuno y oración implorando a Dios el perdón de sus pecados. Incluso San León rogaba por ello ante la tumba de San Pedro.
El primer Papa se le presentó en una aparición mística y le dijo que había orado por él y que ya había sido perdonado. No obstante, le dio una importante advertencia: “Antes de imponer tus manos sobre alguien, infórmate previamente con sumo cuidado acerca de si debes o no conferirle las sagradas órdenes, porque (el Señor) te pedirá cuenta muy estrecha acerca de tu proceder en este asunto”, sentenció el Apóstol San Pedro.
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