Tânia Mari da Silva, de 73 años, fue bautizada en la capilla del asilo Santa Isabel, regentado por las Hermanas Benedictinas de la Divina Providencia, en Laguna, estado de Santa Catarina (Brasil), donde vive, el viernes 27 de octubre.
Para las religiosas, la ceremonia del Bautismo de Tânia fue “emotiva y llena de fe”, ya que “desde hace algún tiempo” ella “ha mostrado interés en ser bautizada”.
Tânia vive en el asilo “desde hace más de diez años” y aseguró que no había sido “bautizada cuando era niña”. También aprovechó la llegada del párroco de la parroquia Nossa Senhora dos Navegantes, en Laguna, el P. Carlos Henrique Machado Fernandes, quien celebra la Misa en el asilo, y le pidió ser bautizada, pues ese “era su mayor deseo”, dijo el sacerdote.
Debido a este pedido, el P. Machado Fernandes decidió realizar una investigación en las parroquias de Alegrete, en Porto Alegre, en el estado de Río Grande del Sur, lugar donde ella nació, así como en las ciudades donde vivió. Al no encontrar ningún registro del bautismo de Tânia y creer en su palabra, decidió celebrar el Bautismo y “sorprenderla a ella y a todos los que estaban en el asilo”, señaló.
El Catecismo de la Iglesia Católica, en su numeral 1213, asegura que “el santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu ("vitae spiritualis ianua") y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión”.
“Nunca es tarde para iniciar el camino de la fe”, expresaron en las redes sociales las religiosas de la institución donde vive Tânia.