Este lunes nació en España el primer bebé europeo gestado por dos mujeres, a través de una técnica llamada Invocell, una variante de la fertilización in vitro. Sobre el tema, Nicolás Lafferriere, abogado y experto en Bioética, indicó a ACI Prensa que “la Iglesia condena toda técnica que sustituya el acto conyugal como generador de la vida”.
El Invocell es un procedimiento parecido a la fecundación in vitro. La diferencia entre ambas técnicas radica en que el Invocell permite que el período de incubación del embrión se produzca en el interior de la vagina de la madre, mediante un dispositivo cilíndrico que luego se implanta en el útero.
En el caso sucedido en España, el bebé no solo se convirtió en el primer niño europeo concebido por este método, sino que además la pareja de lesbianas —Azahara (27 años) y Estefanía (30 años)— compartió la gestación porque los médicos implantaron primero la cápsula que contenía el embrión a una de las mujeres, para luego extraerla e implantarla en la otra. Es la primera vez que se consigue realizar esta técnica con éxito en el viejo continente.
Lo que enseña la Iglesia sobre la fertilización artificial
En materia de fertilización artificial, la Iglesia emitió primero la instrucción Donum Vitae, sobre el respeto a la vida humana naciente y la dignidad de la procreación. En 2008, la Congregación (hoy Dicasterio) para la Doctrina de la Fe publicó la instrucción Dignitas Personae, sobre Bioética.
En ambos documentos, la Iglesia resalta la importancia de la originalidad de la transmisión de la vida, que se da mediante la unidad sexual de los cónyuges, y rechaza cualquier intermediación técnica que pretenda sustituir a los cónyuges.