Con motivo de la Solemnidad de Todos los Santos y del festejo pagano de Halloween, les compartimos un episodio de la vida de Santa Teresa de Ávila (1515-1582), Doctora de la Iglesia, quien liberó a un sacerdote que había sido “hechizado”.
En su autobiografía titulada Libro de la vida, Santa Teresa de Jesús cuenta que tenía como confesor a un sacerdote que se apegó mucho a ella. En los diálogos, ella le hablaba de sus experiencias de Dios y entre ellos fue creciendo la confianza. Cierto día el presbítero empezó a contarle un terrible secreto.
El sacerdote llevaba casi siete años unido a una mujer, lo que era motivo de escándalo público. Ella no lo rechazó, sintió lástima por él y empezó a averiguar qué había pasado.
“Supe más la perdición, y vi que el pobre no tenía tanta culpa; porque la desventurada de la mujer le tenía puestos hechizos en un idolillo de cobre que le había rogado le trajese por amor de ella al cuello, y éste nadie había sido poderoso de podérsele quitar”, precisa la Doctora de la Iglesia.
Santa Teresa indica que empezó “a mostrarle más amor” y le hablaba mucho de Dios. Él finalmente le entregó el amuleto, que luego ella hizo tirar a un río.
Cuando el presbítero se despojó del “idolillo”, empezó como a despertar de un sueño, recordó todo lo que había hecho y se arrepintió.