Tras la Misa de clausura del Sínodo de la Sinodalidad, el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano para dirigir la oración del Ángelus, donde explicó que todos estamos llamados a ser una “gota” que refleja el amor de Dios, al igual que los santos.
Ante los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio del día, donde Jesús indica el “gran mandamiento del amor”: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
El Papa Francisco remarcó que esto muestra que “Dios siempre nos precede” y que es en sus brazos donde aprendemos a amar. “Todo comienza a partir de Él”, subrayó.
En este sentido, explicó que el amor a Dios está vinculado al amor al prójimo. “Significa que, amando a los hermanos, nosotros reflejamos, como espejos, el amor del Padre".
“Reflejar el amor de Dios, aquí está el centro de la cuestión; amarle a Él, a quien no vemos, a través del hermano, a quien vemos”, señaló.
A continuación, recordó que “un día, una periodista preguntó a santa Teresa de Calcuta si creía que estaba cambiando el mundo con lo que hacía, y ella le respondió: ‘¡Yo nunca pensé en cambiar el mundo! Solamente intenté ser una gota de agua limpia en la que pudiera brillar el amor de Dios’”.