En la Misa de clausura del Sínodo de la Sinodalidad, el Papa Francisco señaló que “quizás tengamos muchas ideas hermosas para reformar la Iglesia”, pero recordó que adorar a Dios y al prójimo “es la mayor e incesante reforma”.
Este domingo 29 de octubre, a las 10 horas de Roma, el Papa Francisco presidió la Santa Misa de clausura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
El Santo Padre se situó a la derecha de la nave central de la Basílica, junto a la escultura de bronce de San Pedro. La Santa Misa fue celebrada por el Cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo.
En la Eucaristía estuvieron presentes cerca de cinco mil personas, entre las que se encontraban los obispos, religiosos y laicos que han participado en el Sínodo de la Sinodalidad que inició el 4 de octubre.
Tras las lecturas en inglés, español e italiano, el Pontífice leyó su homilía, donde recordó que “el mandamiento más grande” es amar a Dios “con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu”.
A continuación, señaló que el segundo mandamiento es semejante al primero y también importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.