En respuesta a la “devastación” ocasionada por las recientes tormentas y huracanes en el país, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) convocó a la solidaridad para “brindar ayuda generosa a los damnificados, especialmente a los más pobres y vulnerables”.
“En estos momentos difíciles hacemos un llamado a la unidad y la fraternidad entre todos los mexicanos”, expresaron los obispos a través de un comunicado difundido este 25 de octubre. Además, alentaron a que “nadie se quede indiferente ante el sufrimiento de los demás”.
En particular, manifestaron su cercanía con las personas de las diócesis de Acapulco, Tlapa y Chilpancingo-Chilapa en el estado de Guerrero, así como con los habitantes del sur del estado de Oaxaca, zonas que han sufrido un mayor impacto.
El huracán Otis tocó tierra durante la madrugada de este miércoles como categoría 5 en la zona de Acapulco, en el estado mexicano de Guerrero, con vientos de hasta 270 kilómetros por hora. Cuatro días antes, Norma impactó las costas del municipio de La Paz, en Baja California Sur, como huracán categoría 2, causando al menos tres muertos.
Los daños de estos fenómenos de la naturaleza se suman a los generados por el huracán Lidia, que causó al menos dos fallecidos tras tocar tierra en el estado mexicano de Jalisco el 10 de octubre, y la tormenta tropical Max, que tocó tierra en el estado de Guerrero un día antes.