16 de diciembre de 2024 Donar
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Cardenal Müller: Orientaciones vaticanas sobre Comunión a divorciados “rompen” con enseñanza de la Iglesia

Cardenal Gerhard Müller/ Crédito: Catholic News Agency - ACI Prensa

Ocho años después de que una nota a pie de página en uno de los documentos firmados por el Papa Francisco parecía abrir la puerta para que los católicos divorciados vueltos a casar recibieran la Comunión sin renunciar a las relaciones sexuales, una nueva serie de conflictos públicos sobre su legitimidad doctrinal ha mostrado lo controversial que aún este tema en los niveles más altos de la Iglesia.

La última crítica vino la semana pasada de un ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano, el Cardenal alemán Gerhard Müller. Esto se dio después de que el Papa y el nuevo prefecto de ese dicasterio, el Cardenal Víctor Fernández, supuesto “escritor fantasma” (ghost writer) de gran parte de la exhortación apostólica Amoris laetitia (La alegría del amor), publicaron el 3 de octubre una respuesta conjunta a una lista de preguntas formales, también llamadas dubia, presentadas por el Cardenal checo Dominik Duka sobre el tema. La respuesta reafirmó las implicaciones innovadoras de la exhortación apostólica de 2016.

Al respecto, el Cardenal Müller se expresó el 13 de octubre publicando su propio análisis de la respuesta del Vaticano, calificándola de "ruptura" con las claras enseñanzas de San Juan Pablo II y del Papa Benedicto XVI. Indicó, además, que la respuesta vaticana también está en desacuerdo con las doctrinas eclesiales establecidas sobre el pecado grave y la recepción lícita de la Eucaristía.

El principal punto de controversia que plantea este documento, según el purpurado alemán, es el criterio de admisión a los sacramentos para los divorciados vueltos a casar. La respuesta del Vaticano afirma, en efecto, que los obispos deberían desarrollar en sus diócesis criterios basados en Amoris laetitia que puedan ayudar “a los sacerdotes en el proceso de acompañamiento y discernimiento respecto al posible acceso a los sacramentos de algunos divorciados en una nueva unión".

Añadía que la carta de aprobación del Papa a las orientaciones emitidas por los obispos de la región pastoral de Buenos Aires para la interpretación de la exhortación apostólica, en 2016, eran "magisterio auténtico”.

Este documento bonaerense citado por el Dicasterio sugiere que el pastor puede, tras un discernimiento y ante “circunstancias complejas”, extender el acceso a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía a los divorciados vueltos a casar que no observen el compromiso de continencia sexual en su nueva unión.

La respuesta a los dubia profundiza en las orientaciones de los obispos argentinos, afirmando que el Papa Francisco “mantiene la propuesta de la plena continencia de los divorciados y vueltos a casar en una nueva unión, pero admite que puede haber dificultades en su práctica, y por eso permite, en ciertos casos, tras un adecuado discernimiento, la administración del sacramento de la Reconciliación aunque no se alcance a ser fiel a la continencia propuesta por la Iglesia”.

Tal enfoque, señala el Cardenal Müller, es, contrariarmente a lo que afirma la respuesta del Dicasterio, incompatible con las enseñanzas de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que “permiten recibir la Comunión a las personas que, por motivos graves, viven juntas en una segunda unión sin relaciones sexuales”.

“No permiten la Comunión cuando estas personas mantienen habitualmente relaciones sexuales, porque en este caso existe un pecado objetivamente grave en el que estas personas quieren permanecer y que, por referirse al sacramento del matrimonio, adquiere carácter público", escribe el purpurado.

Además, acusa abiertamente a la respuesta del Vaticano de no citar con precisión el pasaje de la encíclica Ecclesia de Eucharistia de Juan Pablo II, manteniendo sólo la idea de que “el juicio sobre el estado de gracia corresponde evidentemente sólo a la persona interesada, puesto que se trata de un examen de conciencia”, pero omitiendo la afirmación según la cual “en los casos de comportamientos exteriores que se oponen grave, clara y firmemente a la norma moral, la Iglesia, en su solicitud pastoral por el buen orden de la comunidad y por respeto al sacramento, no puede dejar de sentirse directamente implicada”.

¿Más allá de Amoris laetitia?

El Cardenal Müller también señala dos formas en las que la respuesta vaticana va incluso más allá de la enseñanza del Papa Francisco. En primer lugar, el Dicasterio sugiere, en su opinión, que el acceso a la Sagrada Comunión debe ser en última instancia una decisión tomada por los fieles que viven en una segunda unión sobre la base de su examen personal de conciencia.

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“Resulta que son los propios fieles los que deciden si reciben o no la absolución, ¡y el sacerdote sólo tiene que aceptar esta decisión! Si aplicamos esta conclusión a todos los pecados, el sacramento de la Reconciliación pierde su sentido católico”, señala.

Otra evolución aportada por la respuesta en relación con el magisterio del Santo Padre es la libertad concedida a cada diócesis de elaborar sus propias directrices para este discernimiento. Subrayando que “la unidad de la Iglesia Católica siempre ha significado unidad en la recepción de la Eucaristía”, el ex prefecto del Dicasterio para Doctrina de la Fe indica que “el hecho de que una persona pueda comulgar en una Iglesia local y no en otra es una definición exacta del cisma”.

Este documento del Dicasterio, argumenta el Cardenal Müller —en lugar de orientar y restablecer un consenso sobre este tema, que ya había sido objeto de un conjunto de dubia en 2016 y ha suscitado profundas y duraderas discordias en la Iglesia en los últimos años— mantiene una ambigüedad general, ya que su “falta de precisión en la redacción” puede “permitir interpretaciones alternativas”.

Sus dudas sobre la fiabilidad de la respuesta vaticana se ven reforzadas, señala el purpurado, por la ausencia de la fórmula que suele formalizar la aprobación papal de los documentos elaborados por el Dicasterio, que en este caso sólo lleva una fecha y una  firma, como si no fuera más que un “descuidado ‘Appunto’ [Apunte]”.

El cardenal alemán cree que tal contexto de incertidumbre exige un nuevo dubium (duda): “¿Se dan casos en los que, tras un tiempo de discernimiento, es posible dar la absolución sacramental a un bautizado que mantiene relaciones sexuales con alguien con quien convive en una segunda unión, si este bautizado no quiere hacer el propósito de no seguir teniendo relaciones sexuales?”.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente por el National Catholic Register.

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