Este 7 de octubre la Iglesia Católica celebra la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, quien libró de las garras del diablo a un beato.
En el libro El secreto admirable, San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716) cuenta la historia de un beato llamado Tomás de San Juan, quien llegó a ser un gran propagador del rezo del Santo Rosario.
El diablo, lleno de envidia, “lo redujo con duros tratos a una larga y penosa enfermedad en la que fue desahuciado por los médicos”.
Cierto día, cuando el beato creía que se acercaba la hora de su muerte, el maligno se le presentó con un aspecto horrible. Entonces, Tomás de San Juan elevó la mirada a una imagen de la Madre de Dios que tenía cerca y gritó a viva voz: “¡Ayúdame! ¡Socórreme! ¡Dulcísima Madre mía!”.
De pronto, la imagen cobró vida y la Virgen María lo agarró del brazo. Luego le dijo: “¡No tengas miedo, Tomás, hijo mío! ¡Aquí estoy para ayudarte!”.
“Levántate y sigue predicando la devoción de mi Rosario, como habías empezado a hacerlo. ¡Yo te defenderé contra todos tus enemigos!”, añadió Nuestra Señora.