En el marco de la fiesta de San Francisco de Asís, que se celebra este 4 de octubre, les compartimos dos pasajes de su vida en los que convirtió el agua en un exquisito vino debido a una necesidad muy especial.
El Beato Santiago de la Vorágine en su libro Leyenda dorada detalla que en una ocasión San Francisco enfermó gravemente. Casi sin fuerzas, pidió beber un poco de vino. Sin embargo, en aquel inhóspito lugar no había nada de ello.
Entonces, le llevaron un poco de agua. El santo la bendijo y de inmediato se tornó “en vino de óptima calidad”. El fundador de la familia franciscana bebió unos sorbos y se curó milagrosamente.
El Beato De la Vorágine también señala que el humilde fraile “varias veces convirtió el agua en vino”. Ocurrió así, por ejemplo, cierta vez que una persona se encontraba muy enferma, pero se sanó al beber un sorbo de ese vino “milagroso” de San Francisco.
La tradición también indica que los enfermos se curaban al comer un poquito del pan que el santo había bendecido antes.
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