En la historia de la Iglesia Católica se ha permitido que cardenales, obispos y otras personas presenten preguntas concretas conocidas como dubia (dudas, en latín) para recibir respuestas de parte del Santo Padre o de un dicasterio competente. En la historia reciente de la Iglesia, desde el final del Concilio Vaticano II, se han planteado dubia sobre una amplia variedad de temas, incluyendo cuestiones relativas a la administración de los sacramentos, las normas litúrgicas y la naturaleza vinculante de la enseñanza moral.
¿Qué preguntas se envían?
La mayoría de la veces un dubium se envía a una de estas tres oficinas vaticanas: el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y, especialmente, el Dicasterio para los Textos Legislativos, al cual se le pide interpretar el significado o la aplicabilidad de un canon del Código de Derecho Canónico.
Con mayor frecuencia, los dubia los presentan los obispos, las conferencias episcopales o las comunidades religiosas, pero cualquier católico puede enviarlos, como ocurrió en 2021 cuando tres laicos alemanes de la Diócesis de Essen presentaron un dubium a la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe preguntando si la Iglesia en Alemania se encuentra en un estado de cisma como resultado del Camino Sinodal alemán.
¿Las respuestas se hacen públicas?
La mayoría de las respuestas a los dubia son proporcionadas por los dicasterios de la Curia Romana, como el de Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, o el de Doctrina de la Fe, que son competentes en el tema relacionado con las preguntas planteadas. Estas respuestas suelen conservarse y publicarse en el Acta Apostolicae Sedis, la colección de documentos oficiales del Papa y la Curia Romana.