En el marco del Día Mundial del Migrante y Refugiado, que la Iglesia celebra el último domingo de septiembre, el Papa Francisco reiteró que emigrar “debe ser una elección libre y nunca la única posible”.
Al terminar el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre recordó que este domingo 24 de septiembre se celebra el Día Mundial del Migrante y del Refugiado, bajo el lema “Libre de elegir emigrar o quedarse, para recordarnos que emigrar debe ser una elección libre y nunca la única posible”.
Apenas un día después de regresar a Roma tras su Viaje Apostólico a Marsella, desde donde denunció la situación de los inmigrantes en el Mediterráneo y apeló a la responsabilidad de Europa, el Pontífice subrayó que “todo hombre y toda mujer deberían tener garantizada la oportunidad de vivir una vida digna en la sociedad en la que se encuentran”.
“Por desgracia, —puntualizó el Santo Padre— la miseria, las guerras y la crisis climática obligan a huir a tantas personas. Por ello, todos estamos llamados a crear comunidades dispuestas y abiertas a acoger, promover, acompañar e integrar a quienes llaman a nuestras puertas”.
Señaló que este “desafío” estaba en el centro de los Encuentros del Mediterráneo, donde invitó a reflexionar acerca del sufrimiento de los inmigrantes que pierden la vida en el mar y aseguró que quien “arriesga su vida en el mar no invade, busca acogida, busca vida”.
Por último, recordó a la “atormentada Ucrania” y pidió rezar “por este pueblo que sufre”.