El conocido sacerdote argentino Guillermo Marcó, quien se desempeñó como vocero de quien fuera Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Mario Bergoglio —hoy Papa Francisco—, consideró importante “mantener la no politización partidaria del pensamiento eclesial”.
Lo hizo en una columna publicada en el portal Infobae, al explicar que “lo que opinan los curas villeros no es la única opinión de la Iglesia”
El artículo aparece luego de que el Equipo de Sacerdotes de las Villas y Barrios Populares, conocidos como “Curas Villeros”, ofreciera a principios de septiembre una Misa en desagravio por los insultos que el candidato a presidente Javier Milei profirió en años anteriores contra el Papa Francisco.
Los “Curas Villeros”, indicó el P. Marcó, “hace años que, de la mano del Padre Gustavo Carrara, ahora Obispo y Vicario General y Pastoral de Buenos Aires, escriben algunas reflexiones sobre la Pastoral en esos barrios. Es una tradición que viene de larga data, ya que cuando empezaron algunas de esas Villas, la Iglesia —sobre todo la de Buenos Aires tuvo siempre presencia allí”.
El sacerdote no pretende cuestionar “estas reflexiones que nos hablan de una realidad compleja”, aclara. Lo que se pregunta el sacerdote es “si esas expresiones y sus diálogos con algunos candidatos reflejan la totalidad del pensamiento eclesial sobre diversos temas”.
Ante esta inquietud, destacó la figura del Cardenal Aramburu, quien “llegó a Buenos Aires el 14 de junio de 1967”, en tiempos convulsionados del post Concilio Vaticano II. El Purpurado, recordó el sacerdote, “supo organizar reuniones de clero para evitar enfrentamientos, ya que el clero estaba dividido”.