A continuación, el discurso que el Papa Francisco ha dirigido a los líderes religiosos poco después de llegar a Marsella, cerca del memorial dedicado a los marineros y migrantes perdidos en el mar:
Queridos hermanos y hermanas:
Gracias por estar aquí. Ante nosotros está el mar, fuente de vida, pero este lugar evoca la tragedia de los naufragios, que provocan muerte. Estamos reunidos en memoria de aquellos que no sobrevivieron, que no fueron salvados. No nos acostumbremos a considerar los naufragios como noticias y a los muertos como cifras; no, son nombres y apellidos, son rostros e historias, son vidas rotas y sueños destrozados.
Pienso en los numerosos hermanos y hermanas ahogados en el miedo, junto con las esperanzas que llevaban en el corazón. Frente a semejante drama no sirven las palabras, sino los hechos. Pero antes, hace falta humanidad: silencio, llanto, compasión y oración. Los invito ahora a un momento de silencio en memoria de estos hermanos y hermanas nuestros; dejémonos conmover por sus tragedias.
Demasiadas personas, huyendo de los conflictos, la pobreza y las catástrofes naturales, encuentran entre las olas del Mediterráneo el rechazo definitivo a su búsqueda de un futuro mejor. Y así este espléndido mar se ha convertido en un enorme cementerio, donde muchos hermanos y hermanas se ven privados incluso del derecho de tener una sepultura, pero la única a ser sepultada es la dignidad humana.
En el libro testimonio “Hermanito”, el protagonista, al final del turbulento viaje que lo condujo desde la República de Guinea hasta Europa, afirma: “Cuando te sientas sobre el mar estás en una encrucijada. A un lado está la vida, al otro la muerte. Allí no hay otras salidas” (cf. A. ARZALLUS ANTIA – I. BALDE, Fratellino, Milán 2021, 107). Amigos, ante nosotros también se abre una encrucijada: por una parte, la fraternidad, que fecunda de bien la comunidad humana; por otra, la indiferencia, que ensangrienta el Mediterráneo. Nos encontramos frente a una encrucijada de civilización. ¿O la cultura de la humanidad y fraternidad, o la cultura de la indiferencia? Que cada uno se decante como quiera.