Al menos 11 personas perdieron la vida el viernes 15 de septiembre cuando miembros del Estado islámico atacaron un pueblo en Mozambique y dispararon contra cristianos tras identificarlos entre la población musulmana.
El lunes 18 de septiembre, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés) informó que los terroristas llegaron en horas de la tarde a la localidad de Naquitengue, ubicada en la conflictiva provincia de Cabo Delgado, y separaron a los cristianos —en su mayoría pertenecientes al grupo étnico makonde— de los musulmanes, sólo “basándose en sus nombres” para identificarlos. Luego, abrieron fuego.
Además, se han documentado casos de viviendas incendiadas y propiedades dañadas, así como el pánico entre la población, que optó por huir a los bosques.
El domingo 17 de septiembre, el Estado islámico se atribuyó la responsabilidad del atentado, informando sobre 11 fallecidos, aunque se anticipa que el número de víctimas sea superior, con al menos 12 muertos y múltiples heridos.
Fray Boaventura, misionero del Instituto de la Fraternidad de los Pobres de Jesús, confirmó a ACN la violencia extrema de este ataque y ha subrayado que la estrategia de los yihadistas de “separar a cristianos de musulmanes” ya se ha producido en ocasiones anteriores.
“Lamentablemente cuando suceden este tipo de situaciones, la población se asusta”, y agregó que todo esto genera “nuevos momentos de tensión e inseguridad”.