Los armenios en la región separatista de Nagorno-Karabaj, también conocida como Artsaj, acordaron deponer las armas y disolver sus fuerzas militares luego de una breve pero intensa ofensiva de Azerbaiyán el 19 de septiembre.
Aunque reconocida internacionalmente como parte de Azerbaiyán, la región de Nagorno-Karabaj está compuesta casi en su totalidad por cristianos de etnia armenia que reclaman su soberanía autoproclamándose como la República de Artsaj.
El ataque azerí, denominado “medidas antiterroristas” por su gobierno, incluyó disparos de cohetes y morteros contra objetivos militares y civiles, según las autoridades de Artsaj.
Durante el ataque murieron cerca de 100 armenios, incluidos civiles, y varios cientos resultaron heridos, según una declaración del ex ministro de Estado de Artsaj, Ruben Vardanyan, a Reuters.
Los ataques obligaron a más de 10.000 personas, entre ellas mujeres, niños y ancianos, a evacuar sus hogares, según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Artsaj.
La escalada de esta semana fue el primer indicio de un conflicto militar abierto a gran escala en Nagorno-Karabaj desde 2020. Los armenios cristianos han estado atrapados, sin alimentos ni medicinas, a causa de un bloqueo realizado por Azerbaiyán durante meses, y que ha causado indignación entre activistas de derechos humanos que acusan a ese país de realizar una limpieza étnica.