Durante la Misa en una Asamblea que concluyó el 15 de septiembre como preparación al Congreso Eucarístico Internacional en Ecuador 2024, el Arzobispo de Quito, Mons. Alfredo Espinoza Mateus, afirmó que el Corazón traspasado de Jesús sana el odio y la violencia.
“El Corazón de Jesús en la Cruz es el altar universal que nos atrae a todos hacia Él. El corazón traspasado y las llagas abiertas del Señor Resucitado se convierten en estas nuevas heridas de vida, de perdón y de amor, que sanan las heridas del mundo de odio, de violencia y de enemistad”, sostuvo el Prelado en la Eucaristía del 12 de septiembre en la Basílica del Voto Nacional.
“Vivimos en una globalización de la indiferencia y nos olvidamos que nuestra vocación original y universal es ser centinelas del hermano en camino”, aseguró el Prelado.
En ese sentido recordó que el documento base para el Congreso Eucarístico del próximo año resalta: “La fraternidad está enraizada en la paternidad de Dios. No se trata de una paternidad genérica, indiferenciada e históricamente ineficaz, sino de un amor personal, puntual y extraordinariamente concreto de Dios por cada ser humano. A la iniciativa de este Dios que crea a sus hijos y los ama corresponde la respuesta del ser humano”.
Mons. Espinoza destacó además que “todos tenemos un lugar especial en el corazón de Dios. Nadie está excluido de su corazón de Padre. Y Dios es corazón, a tal punto de enviar a su Hijo al mundo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna”.
“Que María sea nuestro modelo y el camino seguro para ser verdaderos ‘misioneros de la Eucaristía’. Ella nos dio a su Hijo, y nosotros debemos ser portadores de su Hijo al hermano concreto, al descartado de hoy”, alentó.