El Dicasterio del Vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral anunció que un grupo de Obispos de Venezuela y Colombia se reunirá, del 18 hasta el 20 de septiembre, en Cúcuta (Colombia) con el fin de abordar temas de “pastoral migratoria en sus territorios” y sostener espacios de diálogo.
El encuentro “Caridad en la frontera 2023”, “coorganizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y la Diócesis [de Cúcuta], reunirá alrededor de 35 participantes, entre ellos, los Obispos de las circunscripciones eclesiásticas localizadas en las fronteras de ambos países, los responsables de las Cáritas nacionales y regional, de la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Red CLAMOR) y de la Comisión Católica Internacional para las Migraciones (ICMC)”, informó el Dicasterio.
En el evento participará Mons. Anthony Ekpo, subsecretario del Dicasterio, en representación de la Santa Sede. También lo acompañarán Mons. Luis José Rueda Aparicio, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC); Mons. Jesús Gonzáles de Zárate, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), y Mons. José Libardo Garcés, Obispo de Cúcuta.
Este será el segundo encuentro de este tipo organizado por la Santa Sede. El primero, en enero de 2020, nació de la voluntad del Papa Francisco de "poner en sinergia las actividades caritativas a favor de las personas más débiles y vulnerables en esta región".
En aquel momento, las sesiones de trabajo giraron en torno a “los desafíos pastorales planteados por los enormes flujos de movilidad humana entre los dos países, particularmente visibles en las zonas fronterizas”, y se exploraron posibles colaboraciones entre las diócesis de ambas naciones para ayudar a mitigar la situación.
“La crisis venezolana, cuyo fin ciertamente no parece vislumbrarse en el inmediato futuro, es una de las más graves de las últimas décadas. Ha alcanzado alturas dramáticas, con costes altísimos para la población”, afirmó el Cardenal Peter Turkson, entonces prefecto del Dicasterio. Y añadió: “La comunidad internacional no parece que sea capaz de aportar soluciones adecuadas a este inmenso ‘océano de dolor’. Los países limítrofes cargan hoy con el peso de estos hermanos y hermanas en estado de vulnerabilidad, acogiéndolos con generosidad”.