“¿Cómo educar a un hijo para una vida santa?”. Esta fue la pregunta que un matrimonio mexicano del Regnum Christi le formuló al Papa Francisco al final de la Audiencia General de este miércoles 13 de septiembre.
En la Plaza de San Pedro, el Pontífice respondió a Rocío Chapa y Leo González: "Dadles libertad y ponedles límites. Ambas cosas”.
De hecho, en su catequesis dedicada al "celo apostólico", el Pontífice centró su reflexión de hoy en la figura de un laico, el Beato José Gregorio Hernández Cisneros, quien aprendió la fe, sobre todo, de su madre, como contó: "Mi madre, que me amaba desde la cuna, me enseñó la virtud, me crió en la ciencia de Dios y me guio con la santa caridad”.
En este sentido, el Pontífice explicó que "son las madres las que transmiten la fe. La fe se transmite en un dialecto, es decir, con el lenguaje de las madres, el dialecto que las madres saben hablar con los hijos. A vosotras, madres, estad atentas a transmitir la fe en ese dialecto materno”.
Así, el Santo Padre ilustró que la caridad fue "la estrella polar" que orientó la existencia del Beato José Gregorio. "Una persona buena y radiante, de carácter alegre, dotado de una fuerte inteligencia; se convirtió en médico, profesor universitario y científico”.