Mons. José Luis Mumbiela, Obispo Santísima Trinidad en Almaty (Kazajistán) y presidente de la Conferencia Episcopal de Asia Central, hace un balance de la histórica visita del Papa Francisco a Mongolia, algo que ha vivido “con mucha emoción” y que define como un “signo de esperanza para el mundo”.
El momento más importante
El Santo Padre llegó a la capital de Mongolia Ulán Bator el pasado viernes 1 de septiembre y aterrizaóen Roma esta tarde. De entre todos los momentos vividos durante estos últimos 4 días, el Obispo español señala a ACI Prensa que “sin lugar a dudas es la Eucaristía, para nosotros como discípulos de Jesús”.
“Los que estuvimos allí lo notamos. Con las personas no sólo de Mongolia, porque no era solo para los católicos del país, sino una Eucaristía presidida por el Santo Padre en la que participaban obispos y cardenales de la Iglesia en Asia y fieles de Asia, de Europa, Rusia y varios países. Fue un testimonio más de la Iglesia Universal”, puntualiza.
Para Mons. Mumbiela, la Santa Misa fue “lo más profundo, el centro hacia el cual convergen todas las acciones que ha hecho el Papa estos días. Sin la Eucaristía no tiene sentido nada. Sin ella, la Iglesia de Mongolia no existiría”.
firma que durante estos días “la Iglesia universal ha mirado a Mongolia” y quee este viaje “remarca que cada país, aunque sea pequeño, tiene un valor que influye en los países que hay alrededor. Todos los países, aunque sean pequeños, pueden ser modélicos para los grandes, y Mongolia ha podido ver cómo eso es posible”.