Del 31 de agosto al 4 de septiembre, el Papa Francisco realizará su 43º viaje apostólico internacional que lo llevará a Mongolia. Todos los ojos están puestos en el encuentro interreligioso programado para el 3 de septiembre. ¿Se reunirá el Santo Padre con el nuevo "lama" elegido por el Dalai Lama?
Aún no hay una lista oficial de los participantes en el encuentro ecuménico e interreligioso que el Papa presidirá en el Teatro Hun de la ciudad de Ulán Bator, capital de Mongolia, a las 10 de la mañana del domingo 3 de septiembre. Sin embargo, todas las miradas están centradas en ese encuentro, que podría tener un impacto diplomático muy significativo. Esto se debe a que el budismo practicado en su mayoría por la población mongola no es cualquiera, sino el budismo tibetano.
Aquí se entra en un terreno delicado, que también concierne a las relaciones con China. A Beijing le preocupa que la Santa Sede pueda, incluso indirectamente, mostrar su apoyo a la causa del Tíbet. Y el control chino sobre el Tíbet pasa también por una reivindicación política sobre la religión, es decir, el derecho pretendido por la República Popular China de designar a quienes se “reencarnan”.
En cambio, fue el Dalai Lama quien oficializó que el décimo Khalkha Jetsun Dhampa Rinpoche, es decir, el líder espiritual de Mongolia, se reencarnaría en un niño de 8 años, cuyo nombre no ha sido identificado, pero se sabe que es uno de los gemelos de la influyente familia mongola Altassar. Un hecho que no le agradó a China.
¿Se reunirá el Papa Francisco con él? No se sabe. Lo que es seguro es que en el encuentro habrá líderes religiosos, empezando por el Khamba Lama Gabju Demberel Choijamt, el "número 3" en la jerarquía del budismo mongol, quien se formó bajo la persecución y dominación soviética, pero se convirtió en “lama” dos años después de la independencia. Su presencia, además, podría ser un problema para China, que podría interpretarla en términos políticos y no religiosos.
Así, la cuestión interreligiosa será fundamental para entender las posibles implicancias del viaje del Papa Francisco. Ciertamente, la relación con el budismo tibetano requiere prudencia. Y en esto el Pontífice ha mantenido siempre una sana prudencia, evitando incluso reunirse con el Dalai Lama.