En una entrevista para Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés), el P. Pierre Rouamba, prior general de los Hermanos Misioneros del Campo (FMC), comentó su misión pastoral en Burkina Faso y los obstáculos que debe sortear en una de las regiones más peligrosas del mundo para los cristianos.
El contexto político, social y económico de Burkina Faso es complicado. Allí la congregación del P. Rouamba tiene su sede regional, pero la situación no es turbulenta sólo allí, sino que “la inseguridad reina en Mali, Togo y Benín, donde se encuentra nuestra provincia, y los cristianos sufren”, según el sacerdote, que agrega: “En 2022, Burkina Faso fue el país con más atentados contra los cristianos en el mundo”.
El P. Rouamba también subraya que “la evangelización en esos países es reciente” e indica que, la mayoría de las veces, “no se remonta a más de 150 años y, en algunos casos, incluso menos de 100”. También se refiere a la creciente ola de terrorismo islámico en la región durante los últimos años: “Los cristianos se ven afectados a diario por las terribles acciones de Al Qaeda y el Estado Islámico”.
En medio de este contexto tan difícil, el P. Rouamba y sus hermanos de congregación llevan adelante su pastoral y su trabajo apostólico. El sacerdote cuenta que la Pascua de este año la pasó en Kompienga, una localidad de Burkina Faso, y que fue “un ambiente muy especial, porque este lugar está aislado del resto del mundo, con el acceso cortado por minas y puestos de control que están gestionados por terroristas. Sólo podemos llegar por helicóptero”.
Aunque, continúa, la paz no duraría mucho: “Cerca de la fiesta de Pentecostés, los terroristas comenzaron a atacar a la población local”, para luego indicar que gracias a estos ataques muchas personas murieron o fueron heridas gravemente. “Los terroristas también se han apoderado del ganado y están haciendo todo lo posible para que la población se convierta o se marche”, añadió.
De igual forma comenta sobre los cristianos que se niegan a convertirse al Islam, a quienes se les obliga a irse de sus pueblos, pero afirma que “como las carreteras están bloqueadas se les abandona en el bosque sin pertenencias” e inevitablemente mueren sin comida ni cuidado alguno.