La pequeña ciudad de Qaraqosh, en el norte de Irak, con una población de 60.000 habitantes, el 99% de los cuales son católicos, se despertó hace diez años la mañana del miércoles 6 de agosto de 2014 con el sonido de proyectiles de mortero que caían indiscriminadamente sobre las casas. Murieron tres personas: Inaam Ishua Boulis, de 32 años, David Adeeb Elias Shmeis, de 5 años, y Milad Mazen Elias Shmeis, de 9 años.
La caída de Mosul, el centro de la gobernación de Nínive y la segunda ciudad más grande de Irak, ocurrió aproximadamente dos meses antes, el 10 de junio de 2014, después de que la organización terrorista Estado Islámico (ISIS) arrasara la ciudad. Para el 6 de agosto, ISIS llegaría a Qaraqosh, a unos 33 kilómetros al sureste de Mosul.
Con una fecha límite del 19 de julio de 2014, los cristianos tenían que elegir entre convertirse al Islam o al pacto de dhimma, un impuesto pagado por los no cristianos a cambio de una pequeña cantidad de protección bajo la ley Sharia, la ley islámica. De otra forma se veían obligados a abandonar la ciudad, y si se negaban podían ser asesinados.
Como resultado, casi todos los cristianos huyeron de la ciudad y comenzaron a viajar en busca de seguridad a través de la llanura de Nínive, creando una ola de miedo en los pueblos y ciudades de la región mientras huían.
Qaraqosh bajo ataque
Cuando comenzó el bombardeo, David Shmeis, de 5 años, murió instantáneamente. Según su madre, Duha Sabah Abdullah, las partes de su cuerpo estaban tan dispersas que sólo encontraron fragmentos de su cabeza y piernas.