La Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa (Portugal) celebró este sábado uno de sus eventos más importantes: La Vigilia con el Papa Francisco, en la que el Santo Padre resaltó que en la vida sólo el amor de Jesús es gratis, y que los jóvenes tienen la misión de llevar la alegría de Cristo a los demás, ayudando a levantarse a quienes caen.
Todo empezó alrededor de las 8:20 p.m. (hora local), cuando el Santo Padre llegó hasta el Parque Tejo a bordo del papamóvil y acompañado de al menos seis vehículos de seguridad, mientras recibía el caluroso saludo por la multitud de jóvenes que, de acuerdo a los organizadores, sumaban 1.5 millones de peregrinos.
Los jóvenes, que esperaron la llegada del Pontífice durante varias horas en el llamado "Campo de Gracia", no dejaban de dar grandes muestras de entusiasmo y ánimo, todos unidos por la misma fe que los ha llevado de muchos países del mundo hasta la capital portuguesa.
Tras unos minutos recorriendo el recinto inundado por banderas de muchos países, el Papa se dirigió, llevado en silla de ruedas, hasta el escenario principal, en cuyo centro había una monumental cruz blanca, y donde recibió el saludo de varios peregrinos.
El Santo Padre también pudo escuchar el conmovedor testimonio de dos jóvenes: un sacerdote portugués y una joven de Mozambique cuyo pueblo fue atacado en varias ocasiones por terroristas.