Señor, enséñanos a llevar estilos de vida más sencillos, más solidarios, más conscientes de las consecuencias, más cercanos a lo esencial. Más como Tú.
9. Jesús cae por tercera vez
¿Por tercera vez en el suelo, Señor? Temo por Ti, temo que no seas capaz de levantarte. O que vuelvas a caer en cuanto te levantes.
Tal vez quieras acercarte a esos jóvenes que vuelven a caer cada vez que intentan levantarse. Les acusan de ser débiles, de no ser capaces de resistir a las drogas, a la pornografía, al alcohol. Les acusan de refugiarse en sus pantallas hasta el punto de convertirse en adictos. Simplemente no entienden que levantarse puede requerir una fuerza que ya no tienen. Y una fe que ya han perdido.
Te miro tendido en el suelo. Te imagino diciéndole a cada joven con una adicción: "Caigo contigo para que puedas levantarte conmigo. Ve, busca ayuda, levántate y sigue adelante. Conmigo, esta vez, lo lograrás. Vayamos juntos".
10. Jesús es despojado de sus vestidos
Te han despojado, Señor, te han despojado de tus vestiduras. Te miro, sereno y confiado en tu verdad desnuda. Incluso sin ropa Tú no dejas de ser quien eres porque nunca te preocupaste de construir una imagen de Ti mismo. Tú en tu humildad, Tú en tu integridad. Tú en tu verdad.
Pero vivimos en una tierra de espejos donde lo que cuenta es la apariencia, la imagen. Selfies y más selfies. La tiranía del cuerpo correcto y la sonrisa perfecta. Fotos de ti mismo en las redes sociales en poses cuidadosamente estudiadas. Posts artificiales a la espera de los likes de los demás. La terrible sensación de no poder ser nosotros mismos, de tener que vendernos para gustar y no estar aislados. Narcisismos que, al final, nos dejan solos en islas lejanas.
Y Tú, desnudo, igual a Ti mismo, sin vergüenza de ser quien eres. No viviste para la imagen, sino para el Bien. Enséñame, Señor. Dame la fuerza para ser diferente, para no vivir para la imagen, sino en fidelidad a mi conciencia.
11. Jesús es clavado en la Cruz
Un clavo en cada muñeca, un tercer clavo en los pies. Así fue atado. Aún así te gritaban desde abajo: "¿No eres Tú el Hijo de Dios? ¡Baja de la Cruz!". Pero la Cruz no era una situación en la que te encontrabas por casualidad; era la consecuencia inevitable de no haber renunciado a amar hasta el final. La confrontación entre el amor y la violencia del mundo.
Hoy en día, muchas personas tratan desesperadamente de huir de situaciones inhumanas. Huyen de la guerra, del hambre, de la falta de agua, de la persecución política. Su casa ya no es su refugio, sino el lugar probable de su muerte. Intentan encontrar refugio en algún otro lugar del mundo, al que algún día puedan llamar "hogar".
12. Jesús muere en la Cruz
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Te abandonaste en los brazos del Padre. Exhalaste el último suspiro y moriste. Y contigo murieron todas las palabras que no pudiste decir, todos los abrazos que no pudiste dar, todas las curaciones que no pudiste realizar.
Parece un desperdicio, Señor. ¡Cuántas cosas buenas podrías haber hecho en unas cuantas décadas más de tu vida! Y, sin embargo, tus palabras fueron: "Todo está cumplido". No quedó nada por hacer. Porque allí, en la Cruz, nos dejaste todo lo necesario para salvarnos: puro amor, aunque fuera impotente y aparentemente inútil.
Hoy sólo cuentan los que producen. Los ancianos no cuentan, los discapacitados no cuentan, los parados no cuentan, los soñadores no cuentan. Y no cuentan los juegos de los niños, tantas veces obligados a trabajar para ganar dinero o a estudiar cada vez más para ser un día "verdaderos triunfadores" en el mercado laboral.
Sin embargo, lo que salva es el amor. ¡Escóndeme en tus llagas de amor, Señor!
13. Jesús es bajado de la Cruz y entregado a Su Madre
Piedad. Jesús en brazos de María. Un hijo en el regazo de su madre. La verdad más pura del amor desinteresado. La Palabra que descansa en el silencio.
Y nosotros, perdidos en un mundo saturado de palabras apresuradas, de información, de noticias, de publicidad, de intereses, en el que ya no sabemos qué es verdad y qué es mentira, ¡ni sabemos a quién creer!
Señor, no tengo que saberlo todo, no quiero saberlo todo. Sólo quiero saber lo que es importante saber para ser mejor persona y crear un mundo más humano. Dame un gran amor por todo lo que en el mundo es puro y verdadero y sencillo y humano.
14. Jesús es depositado en el sepulcro
El cementerio. El fin. Cuando la piedra rodó sobre la entrada del sepulcro, parecía que todo había terminado definitivamente. Parecía, Señor, que Tú y tu camino de amor no habían sido más que una ilusión. Una engañosa esperanza en un hipotético triunfo del bien sobre el mal. Parecía que todo se había acabado, que había que ser realistas, que el mundo era realmente para los listos y no para los que sueñan con el bien, como Tú.
Muy a menudo en nuestras vidas parece no haber futuro. No vemos ninguna luz al final del túnel. Nos da miedo mirar hacia delante. No podemos tomar decisiones, no vemos por dónde puede seguir la historia, sólo vemos el camino bloqueado por grandes piedras ante nosotros.
Es entonces cuando necesitamos oír la voz de María. Nos habla de los finales que son comienzos, de la aparente muerte de un árbol en invierno cuando apenas se está preparando para florecer en primavera. De las tumbas que son puertas a la resurrección.
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