VATICANO,
Juan Pablo II y el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, firmaron ayer por la tarde una declaración común que llama a alcanzar la plena unidad y la paz entre ambas comunidades, separadas en el siglo XI.
El documento, que testimonia “la firme voluntad de continuar el camino hacia la plena comunión entre nosotros en Cristo”, recuerda que los encuentros de estos días en el Vaticano han coincidido con el cuarenta aniversario del abrazo entre Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I en Jerusalén en 1964 , que expresó “una esperanza presente en el corazón de todos”, la de que “todos sean uno”.
“¡Unidad y Paz! La esperanza encendida por aquel encuentro histórico ha iluminado el camino de estas últimas décadas”, dice la declaración; y agrega que a pesar de que el mundo cristiano sufre desde hace siglos el drama de la separación”, ha habido signos de progreso, como los encuentros de Fanar y Roma entre Juan Pablo II y los patriarcas ecuménicos o el establecimiento en 1979 de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en conjunto.
Dificultades en el camino
El documento señala claramente, sin embargo, que “no obstante nuestra firme voluntad de proseguir en el camino hacia la comunión plena, hubiera sido irreal la pretensión de no encontrar obstáculos: doctrinales, en primer lugar, pero también los derivados de condicionamientos de una historia difícil”.
“Además –agrega el texto-, algunos problemas nuevos provocados por los profundos cambios del contexto socio-político europeo han repercutido en las relaciones entre las Iglesias cristianas. El regreso a la libertad de los cristianos en Europa central y oriental también ha llevado aparejado el despertar de antiguos temores que han hecho difícil el diálogo”.