REDACCION CENTRAL,
A días del aniversario de los devastadores bombardeos nucleares de Hiroshima y Nagasaki, Mons. David J. Malloy, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), emitió una declaración advirtiendo que la amenaza de una guerra nuclear sigue vigente.
En ella insta a los católicos a rezar por los líderes que tienen el control de las miles de armas nucleares que existen, para que opten por el control de tales instrumentos de guerra.
El 16 de julio de 1945, en el contexto del Proyecto Manhattan, se llevó a cabo la primera detonación de un arma nuclear en el desierto de Nuevo México, lo que marcaría el comienzo de una era de destrucción masiva. Tres semanas después, el 6 y el 9 de agosto de 1945 respectivamente, Hiroshima y Nagasaki en Japón sufrieron los terribles ataques atómicos que cobraron la vida de decenas de miles de personas y dejaron un legado de devastación y sufrimiento en la historia de la humanidad.
Cerca de cumplirse 78 años de esos fatídicos eventos, Mons. Malloy evoca este oscuro capítulo de la historia y subraya que la amenaza de las armas nucleares aún persiste en el mundo contemporáneo.
"Lamentablemente, el desarrollo de armas nucleares y la amenaza de una guerra nuclear han continuado mientras la arquitectura de control de armas se está disolviendo", expresa el Obispo en un comunicado difundido el 1 de agosto.
El Prelado enfatiza la importancia de rememorar los horrores desencadenados por las armas nucleares en décadas pasadas. "La Guerra Fría terminó hace más de 30 años, pero para aquellos que recuerdan, la crisis de los misiles cubanos de 1962 nos llevó al borde de la aniquilación nuclear. Y hoy sólo unos pocos recuerdan esos fatídicos eventos que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico", sostuvo.