El Papa Francisco afirmó ante un grupo de jóvenes de Scholas Occurrentes que "a veces en la vida hay que ensuciarse las manos para no ensuciar el corazón", al entregarles un icono inspirado en la parábola del buen samaritano.
El Pontífice aseveró que "ninguno de nosotros está eximido de ser un buen samaritano" e invitó a los presentes a reflexionar sobre esta cuestión: "¿Cuántas veces se prefiere la pureza ritual a la cercanía humana?".
Deteniendo la mirada en la figura del protagonista de la parábola evangélica también llamó a pensar sobre la actitud hacia los necesitados: "Les dejo la pregunta: ¿Qué cosas me hacen sentir compasión? ¿O vos tenés un corazón tan seco que ya no tiene compasión? Cada uno se responde".
Antes de este ejercicio catequético del Pontífice, mantuvo un encuentro con los jóvenes miembros de Scholas Occurrentes, de confesiones diversas, que le interpelaron sobre diferentes cuestiones.