21 de noviembre de 2024 Donar
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Estas monjas de clausura que nunca salen del convento están por primera vez en una JMJ

(De izq. a der.) Sor María Grace de la Dolorosa, Sor Mariana de las Llagas de Jesús, la Madre superiora Alma Ruth y Sor María Magdalena del Sagrado Corazón. Crédito EWTN News

Nunca o casi nunca salen del convento, donde viven totalmente entregadas a Dios, quien las llamó para ser verdaderamente felices con Él. Pero ahora este animado grupo de monjas de clausura participa por primera vez en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa, la histórica capital de Portugal y tierra de San Antonio de Padua, en el evento más importante y multitudinario que la Iglesia ofrece a los jóvenes de todo el planeta, sedientos del amor auténtico, ese que sólo Jesús ofrece.

No debe haber sido fácil dejarlo todo para decirle "sí" a Dios. Sin embargo, estas cuatro religiosas Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento así lo hicieron y comparten con EWTN News sus intensas experiencias personales.

Todas pertenecen a la comunidad de San Francisco, en el estado de California (Estados Unidos), y todas brillan con la sonrisa y la dulzura de ser felices esposas de Jesucristo para siempre.

La Madre Alma Ruth, la superiora de la comunidad, una mujer de 63 años de edad y 39 de vida religiosa, habla emocionada y con gran expectativa sobre la JMJ, que poco a nada tiene que ver con quienes dicen que es el "Woodstock católico".

"Es la primera vez que venimos a este evento bellísimo, que nos va a alentar más llegando a nuestro monasterio, para pedir por todos estos jóvenes. Es una alegría ver a tanta juventud buscando ver qué es lo que Dios quiere de ellos".

El origen de su vocación está cargado, casi, de ironía. Ella no pensaba exactamente en ser monja de clausura. Sólo fue a una experiencia vocacional acompañando a una hermana suya que finalmente no optó por la vida contemplativa, pero Alma Ruth, entonces con 23 años, sí.

"La vida religiosa es lo más bello que me pudo pasar y no tengo palabras para darle gracias a Dios, solamente mi vida para darle gracias por haberme elegido".

Otra de las monjitas que vive su primera JMJ con entusiasmo contagiante es Sor María Grace de la Dolorosa, estadounidense de padres mexicanos, que apenas tiene cuatro meses de consagrada. "Yo nunca quise ser monja, pero mi hermana sí", confiesa.

La hermana de esta religiosa de clausura de 34 años descubrió que no tenía vocación, pero, enamorada del carisma de las adoratrices, decidió organizar retiros para que más jóvenes opten por la vida consagrada. Sor María Grace asistió al primero, pero le dio "mucho miedo" e intentó olvidarse de la profunda experiencia que había vivido.

En un segundo retiro ya no pudo resistir "ese llamado tan fuerte" de Dios. "Allí vi que no necesitaba nada más, que nuestro Señor me estaba dando todo lo que necesitaba", recuerda casi aliviada Sor María Grace de la Dolorosa.

La religiosa relata también que en su opción tuvo algo que ver un paraguas, algo que podría sonar extraño, pero que ella explica con mucha claridad: Un sacerdote les comentó que si rezaban para que no llueva y salían a la calle con uno, no tenían fe. 

"Entonces yo dije 'yo no quiero salir con un paraguas, sin fe', y le dije 'sí' a nuestro Señor".

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No tengan miedo

Esta monja de clausura también anima a los jóvenes que tienen algún tipo de inquietud vocacional a no tener miedo, a no dejarse paralizar por él y a responderle al Señor Jesús con mucha valentía y decisión, con la fuerza propia de la juventud.

"Si tienes miedo, éste te va a paralizar. Si piensas que Dios te está llamando, contesta. La vocación tiene dos puntos importantes: el llamado y la respuesta. Si tú escuchas el llamado y no haces nada, éste se queda nulo; pero si escuchas el llamado y respondes, vas a ser verdaderamente feliz".

La religiosa también tiene un especial consejo para los padres de familia, que a veces no quieren o rechazan el deseo de sus jóvenes hijos de entregarse por completo a Dios, temerosos o prejuiciados tal vez, o viendo que la posibilidad de los nietos ya no esté más en su horizonte.

Sor María Grace les pide, con toda claridad, que no tengan miedo y que dejen ir "lo que en realidad no les pertenece", porque todos "somos de Dios".

La monjita risueña reconoce que es cierto que es el mismo Señor quien da hijos a los padres, para que los amen con todo el corazón, los eduquen en la fe, los cuiden, los críen como buenos cristianos. Sin embargo, precisa, "tienen que entregarlos donde sea que Dios los llame: sea la vida religiosa o matrimonial".

"No tengan miedo de entregar a sus hijos a la voluntad de Dios y de rezar mucho por ellos para que sean buenos cristianos, que es lo que tanto necesitamos en este mundo", es el llamado que hace la religiosa apuntando solamente a la felicidad de todos y cada uno de los miembros de una familia donde surge una vocación consagrada.

¡Date la oportunidad de ser feliz con lo que Dios quiere de ti!

La Madre Alma Ruth exhorta a todos los jóvenes, no sólo a los de la JMJ de Lisboa, a darse "la oportunidad de hacer una experiencia donde quieran, en cualquier monasterio, para ver si realmente no es ese tu llamado".

"Ya luego veremos [la opción del] matrimonio, pero si tienes algún llamado dentro de tu alma, ¡date la oportunidad de ser feliz con lo que Dios quiere de ti!".

La superiora de la comunidad de San Francisco también se dirige a los padres de familia y les promete que no van a lamentar el dejar a sus hijos optar por una vida dedicada al Señor. 

"No se van a arrepentir, porque no pierden un hijo ni a una hija; al contrario, ganan a una comunidad completa y después son muy felices al ver a sus hijos felices".

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Como decía el recordado Papa Benedicto XVI: "¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a Él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida". 

Sor Mariana de las Llagas de Jesús es otra de las adoratrices que está en estos días en Lisboa, junto a cientos de miles de jóvenes ansiosos de ver y escuchar al Papa Francisco, que el 2 de agosto llegó a la capital portuguesa para compartir con todos en la "Colina del Encuentro".

Sor Mariana ya tiene 10 años con las adoratrices y hace un recordatorio claro, preciso y contundente: Dios no obliga a nadie.

"Él no nos fuerza, es un caballero. Y a los papás les daría el consejo de que dejen decidir a sus hijos por ellos mismos, a lo bueno, a lo santo, a lo que Dios los está llamando, y que los apoyen 100 por ciento".

Sor María Magdalena del Sagrado Corazón es otra de las religiosas que ha dejado temporalmente el convento. Es mexicana y tiene 30 años, 10 de los cuales los ha pasado en la comunidad, de donde sólo había salido antes para ir al médico, nada más.

Esta joven religiosa conoció la Orden cuando tenía sólo 20 años y una tía suya la invitó a conocer a las adoratrices: "Nuestro Señor me llamó en ese instante", remarca con firmeza y también con una especial dulzura.

Las Adoratrices y la vida contemplativa

Las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento fueron fundadas en 1807 en Roma por la Beata María Magdalena de la Encarnación. Su carisma es reparar las ofensas, ingratitudes y sacrilegios al Santísimo Sacramento, así como interceder por la Iglesia y la humanidad, con su ininterrumpida adoración eucarística.

Las casi mil monjas que pertenecen a la Orden, repartidas en unos 70 monasterios, están presentes en Italia, España, Austria, Kenia, Chile, México y Estados Unidos.

Estas monjas de clausura son sólo una muestra de la vitalidad de la Iglesia Católica en todo el mundo. No son una excepción, no son una rareza, son parte de los miles de hombres y mujeres que deciden dejar todo y a todos para abrazar a Dios. Es verdad que pocos entienden esta decisión, pero también es cierto que su brillo interior deslumbra a quienes tienen la oportunidad de compartir con ellos al verlos irradiar amor, ese del que Dios sobreabunda y que espera, paciente y firme, un corazón -joven o de cualquiera que esté dispuesto- que lo reciba.

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