Los defensores de la salud mental y los activistas provida expresan su preocupación por una posible expansión de las reglas del suicidio asistido de Canadá que permitirían a los residentes en ese país buscar tratamientos médicos letales, incluso si no padecen una enfermedad mortal.
Canadá legalizó por primera vez el suicidio asistido en junio de 2016 para adultos que padecían enfermedades irreversiblemente mortales. En 2021, el gobierno informó que estudiaría durante dos años "cómo se puede proporcionar de manera segura la MAID [asistencia médica para morir, por sus siglas en inglés] en base a una enfermedad mental".
A principios de 2023, el gobierno retrasó esta medida un año más. Es decir, que los canadienses que padezcan enfermedades mentales podrán solicitar el suicidio asistido a mediados de marzo de 2024.
El cambio de reglas que se avecina ha generado un gran debate en Canadá, con críticos que argumentan que las nuevas directivas permitirán que las personas soliciten y reciban suicidio asistido, incluso si no están al borde de la muerte, a causa de una enfermedad terminal.
La probabilidad de ese escenario fue subrayada por un reciente reporte de la agencia Reuters, en el que la canadiense Lisa Pauli, de 47 años, reveló su intención de utilizar la próxima expansión del suicidio asistido para terminar con su propia vida.
Pauli no tiene una enfermedad terminal. Más bien, ha sufrido de anorexia durante gran parte de su vida. Como indicó a Reuters, espera que las nuevas reglas le permitan solicitar una dosis letal de productos farmacéuticos, facilitada por un médico, para que pueda suicidarse. "Estoy tan cansada. Terminé", expresó sobre su aflicción.