15 de noviembre de 2024 Donar
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Alertan sobre peligros de extender el suicidio asistido a enfermos mentales en Canadá

Imagen referencial. Crédito: Stephen Andrews (Unsplash)

Los defensores de la salud mental y los activistas provida expresan su preocupación por una posible expansión de las reglas del suicidio asistido de Canadá que permitirían a los residentes en ese país buscar tratamientos médicos letales, incluso si no padecen una enfermedad mortal.

Canadá legalizó por primera vez el suicidio asistido en junio de 2016 para adultos que padecían enfermedades irreversiblemente mortales. En 2021, el gobierno informó que estudiaría durante dos años "cómo se puede proporcionar de manera segura la MAID [asistencia médica para morir, por sus siglas en inglés] en base a una enfermedad mental".

A principios de 2023, el gobierno retrasó esta medida un año más. Es decir, que los canadienses que padezcan enfermedades mentales podrán solicitar el suicidio asistido a mediados de marzo de 2024.

El cambio de reglas que se avecina ha generado un gran debate en Canadá, con críticos que argumentan que las nuevas directivas permitirán que las personas soliciten y reciban suicidio asistido, incluso si no están al borde de la muerte, a causa de una enfermedad terminal.

La probabilidad de ese escenario fue subrayada por un reciente reporte de la agencia Reuters, en el que la canadiense Lisa Pauli, de 47 años, reveló su intención de utilizar la próxima expansión del suicidio asistido para terminar con su propia vida.

Pauli no tiene una enfermedad terminal. Más bien, ha sufrido de anorexia durante gran parte de su vida. Como indicó a Reuters, espera que las nuevas reglas le permitan solicitar una dosis letal de productos farmacéuticos, facilitada por un médico, para que pueda suicidarse. "Estoy tan cansada. Terminé", expresó sobre su aflicción.

Jeff Gunnarson, presidente de la Campaign Life Coalition (CLC) de Canadá, compartió con CNA -agencia en inglés de EWTN- que su grupo está "profundamente preocupado y se opondrá a cualquier discurso o acción que facilite el acceso a la eutanasia a través de la llamada ayuda médica para morir".

La CLC se ha embarcado en varias campañas para evitar la expansión de la MAiD, indicó Gunnarson, incluida la promoción de medidas como el proyecto de ley C-314, que dictaría que "un trastorno mental no es una condición médica grave e irremediable por la cual una persona podría recibir asistencia médica para morir".

Con la MAID, lo que se permite es "que los fuertes y sanos maten a los débiles y enfermos bajo la fachada de la autonomía", señaló Gunnarson a principios de este año acerca de la nueva expansión para "incluir a aquellos que no se están muriendo pero viven con discapacidades, incluidos aquellos que viven con una enfermedad mental".

Christian Elia, director ejecutivo de la Liga Católica de Derechos Civiles (CCRL), con sede en Ottawa, afirmó a CNA que la organización "se ha opuesto a ello y ciertamente lo intensificaremos" a raíz de la próxima política de salud mental.

En un comunicado de prensa publicado en julio, CCRL criticó lo que llamó la "pendiente resbaladiza" de las leyes de eutanasia en Canadá, junto con la falta de protección para los médicos católicos y otros objetores al suicidio asistido.

"Los derechos de los médicos a objetar a conciencia el asesinato de un paciente nunca fueron debidamente consagrados" en la ley canadiense, destacó el CCRL, que recordó que la Iglesia Católica ha estado "a la vanguardia" para ofrecer cuidados paliativos dignos y no suicidios a los pacientes moribundos en Canadá.

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Asimismo, Elia expresó a CNA sus "esperanzas" de que la extensión del suicidio asistido para enfermos mentales finalmente no se cumpla. "Ha habido un retroceso. El retroceso ya ha causado este retraso", indicó.

Lauren Clegg, del Centro de Adicciones y Salud Mental de Toronto, expresó que esta organización también está preocupada por las intenciones del gobierno federal.

El Centro insinuó que sus preocupaciones podrían resolverse si los expertos pudieran responder "si la enfermedad mental puede considerarse 'grave e irremediable' a los efectos de la MAID, y qué criterios se deben usar para determinar si una persona padece una enfermedad mental irremediable".

Por su parte, Anita Federici, directora clínica del Centro de Psicología + Regulación de las Emociones de Ontario, compartió con CNA que para muchos críticos de la extensión el problema "no es si la MAID debe o puede existir".

"Los mayores problemas en la actualidad son (a) la forma en que se ha propuesto la terminalidad y el daño que esto está causando, (b) los criterios pobremente o mal definidos para las decisiones paliativas y el final de la vida, (c) la ausencia total de cómo MAID y la terminalidad impactan desproporcionadamente en los más vulnerables de nuestra sociedad", explicó.

En un artículo para la edición de invierno de 2023 de la revista Be Yourself, de la Ontario Bulimia Anorexia Nervosa Association, Federici argumentó que las personas con trastornos alimentarios están "en una posición increíblemente vulnerable con respecto a la MAID", en parte debido a "importantes barreras sistémicas para la atención en el campo de los trastornos alimentarios".

"¿Cómo se determina si un trastorno alimentario es incurable o intratable si la mayoría no puede acceder a la atención basada en la evidencia?", cuestionó.

Cuando se le preguntó acerca de historias como la de Pauli, Ary Maharaj, del Centro Nacional de Información sobre Trastornos Alimentarios de Toronto, afirmó que el grupo comprendía el deseo de las personas con enfermedades mentales graves de querer "terminar con su dolor y sufrimiento" mediante el suicidio asistido. Pero argumentó que los gobiernos "deberían invertir en el bienestar de la comunidad para reducir las condiciones sociales que pueden causar y perpetuar las enfermedades mentales".

Christian Elia aseguró a CNA que los esfuerzos de los activistas por hacer retroceder la ampliación del suicidio asistido en Canadá podrían dar sus frutos en el futuro.

"Hay alguna esperanza de que algún rayo de luz pueda prevalecer en la oscuridad de la eutanasia", expresó.

Desde su legalización en 2016, más de 30.000 canadienses han utilizado la ley de suicidio asistido para acabar con sus propias vidas. La mayoría de los que en 2021 solicitaron dosis médicas letales mencionaron el cáncer como su principal afección médica subyacente.

Mientras tanto, el gobierno canadiense estima en su sitio web que "1 de cada 3 canadienses (alrededor de 9,1 millones de personas) se verá afectado por una enfermedad mental durante su vida".

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Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.

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