El doctor Bátiz considera que otro requisito para el bien morir es contar con profesionales competentes, que sean cercanos a las necesidades del enfermo y "capaces de conocerlas, de comprenderlas y de satisfacerlas" y así afrontar mejor la muerte.
Para ello, es necesario contar con profesionales formados en medicina paliativa y que tengan carisma para llevarlo a cabo, explica.
8. Cuidadme como os gustaría que os cuidaran
Tratar a los enfermos partiendo de esa norma de oro moral, "salvo que él deseara que lo hiciera de otra manera", es la propuesta del autor de ¡Cuidadme así! Más aún si se tiene en cuenta que cuando estamos enfermos "somos más sensibles a tratos inadecuados, faltos de empatía y faltos de actitud compasiva".
9. No adelantéis intencionadamente mi muerte
Desde su experiencia, el doctor Bátiz señala: "No deseo que adelantéis intencionadamente mi muerte, pero tampoco deseo que prolonguéis mi agonía con tratamientos inútiles". Entre tanto, sí pide firmeza a la hora de aliviar en la medida de lo posible el dolor, pues esto es "un imperativo ético" para médicos y familiares.
El autor recuerda que "hemos de evitar creer que el dolor propio es insufrible y el ajeno, siempre exagerado".
Por otro lado, subraya que "adecuar el esfuerzo terapéutico no es ninguna forma de eutanasia, sino una buena práctica médica" y que, en caso de que los tratamientos no logren aliviar el sufrimiento, existe el recurso a la sedación paliativa "para disminuir mi consciencia con la dosis mínima necesaria", sin buscar la muerte anticipada.
"Aliviar el sufrimiento de la persona no debiera consistir en eliminar a quien sufre. No tengáis la tentación de la eutanasia como solución precipitada cuando alguien solicita vuestra ayuda para morir", concluye.
10. Cuidad a mi familia para aliviar su pena
El entorno familiar es esencial durante la última etapa de la vida y "la mejor manera de prevenir la pena de mis seres queridos es que hayan comprobado que he sido cuidado según mis deseos", detalla el doctor.
También ayuda a morir en paz que el enfermo sepa que sus familiares van a ser acompañados en el duelo, "un proceso de cambio" en el que la relación con el fallecido "pasa de ser una relación de presencia a una relación de ausencia".
Para prevenir un duelo patológico, la mejor receta es que la familia sepa "que ha fallecido en paz, sin dolor ni sufrimiento alguno", apunta el autor.
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