El Apóstol Santiago, primer Apóstol en morir y llamado "el Mayor", enfrentó una gran batalla contra un brujo que manipulaba a las personas con magia negra y posesiones diabólicas. Con ayuda de un ángel, el santo logró un enorme prodigio.
En el libro Leyenda dorada, escrito por el Beato dominico Santiago de La Vorágine (1230-1298), se recoge una antigua tradición en la que se indica que, luego de predicar en España, el Apóstol Santiago retornó a Judea.
Un brujo de nombre Hermógenes buscaba demostrar que la predicación del Apóstol era falsa. Por ello envió a su seguidor Fileto para convencer de esto a los judíos. Pero Santiago lo terminó convenciendo con argumentos racionales y obrando milagros.
Fileto retornó donde el brujo, le contó todo lo que había visto y oído y buscó que el hechicero se convirtiera. El mago se molestó y, sirviéndose de la magia, lo dejó inmóvil. Entonces Fileto le pidió a un sirviente que pusiera al tanto al Apóstol de su situación.
Santiago, tras escuchar lo sucedido, le entregó su pañuelo al mensajero diciéndole: "Vuelve a donde está tu amo, entrégale esta prenda y adviértele que manteniéndola en sus manos, diga: 'El Señor levanta a los que están en el suelo y devuelve el movimiento a los miembros paralizados'".
Fileto siguió todas las indicaciones y recobró la movilidad. Entonces se burló del brujo y se fue con Santiago. Hermógenes, enfurecido, ordenó a los demonios que le trajeran amarrados al Apóstol y a Fileto.