24 de noviembre de 2024 Donar
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La Iglesia en Chile rezó por la Patria a 50 años del golpe de Estado

Misa por la Patria. Crédito: Conferencia Episcopal de Chile

Al finalizar la semana de retiro de obispos, el viernes 21 de julio se celebró en Chile una Misa por la Patria, para rezar por la paz, la reconciliación y la unidad cuando se está por cumplir el 50° aniversario del golpe de Estado.

La celebración se llevó a cabo en la capilla de la Casa de Retiros Padre Hurtado, presidida por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Celestino Aós, y concelebrada por numerosos obispos de las distintas diócesis.

Al rezar por la Patria, los prelados no sólo pidieron a Dios por los desafíos presentes, sino también por la historia de Chile, encomendando a la Virgen del Carmen a todo el pueblo chileno.

El golpe de Estado tuvo lugar el 11 de septiembre de 1973. Se trató de una acción militar llevada a cabo por las Fuerzas Armadas, conformadas por la Armada, la Fuerza Aérea, el Cuerpo de Carabineros y el Ejército, para derrocar al gobierno de la Unidad Popular, encabezado por el presidente Salvador Allende.

A partir de ese momento, Augusto Pinochet dirigió el país por 17 años mediante un régimen dictatorial. En 1988, a través de un plebiscito, la población chilena votó para darle fin a la dictadura y convocar a elecciones bajo el sistema democrático.

El Cardenal Aós comenzó su homilía refiriéndose al pecado, y aseguró que al encontrarnos con Jesucristo resucitado "nos damos cuenta de que nuestros actos no son sólo quebrantamiento de un código de urbanidad o convivencia, no sólo son un daño para el vecino".

El daño más grande, consideró, es quitar la vida, tanto "cuando aún es un embrión" como "cuando tiene 33 años; o cuando se lo elimina porque nos parece demasiado viejo o enfermo".

También comparó quitar la vida con atentar contra la dignidad de alguien mediante "la tortura, la degradación, el destierro o el extrañamiento, negándole la justicia o cometiendo injusticias contra su persona".

Ante la maldad y el pecado, el Arzobispo pidió perdón a Dios "porque nos opusimos o retrasamos" su "plan de salvación".

"Orar es amar, orar pidiendo perdón es amar a Dios y a los demás, y amar a Chile", indicó en otro momento.

"Somos mensajeros de la Buena Nueva. Queremos y debemos compartir el gozo del Evangelio. Llevamos el Evangelio del perdón y la reconciliación. Y eso exige arrepentimiento, deseo de reparar el daño causado y propósito de no volver a cometer ese pecado: conversión", sintetizó.

"Nuestro pecado es grande, las páginas son negras. Mientras se trabaja con generosidad por la reconciliación, por la paz, otros seguirán abusando y delinquiendo", admitió. 

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"El pecado no fue cosa de un día, ni del tiempo pasado; también hoy, y de muchas maneras estamos en pecado", aseguró. "Pero eso no puede servir como excusa, sino como revulsivo para avanzar y mejorar".

A 50 años del golpe de Estado, el Purpurado exhortó a gobernantes, legisladores y jueces a revisar sus modos, y a políticos y comunicadores a que "busquen y respeten la verdad".

"Los sacerdotes, los religiosos y nosotros, los obispos, proclamemos y vivamos el Evangelio de la verdad y del amor y del perdón, de la justicia y la misericordia", animó. "El Evangelio es claro y exigente: tú pon verdad, tú pon justicia, tú sé honesto, tú ama; ama a tus enemigos", recordó.

Al reconocer que "como obispos ofrecemos nuestro servicio de acogida, respeto, silencio y secreto", llamó a "quienes tienen información acerca de los hechos y de las víctimas, en nombre de Dios, háganla saber porque es camino y modo para aliviar el sufrimiento de muchos".

El Cardenal recordó asimismo que "muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos rezaron, dieron ayuda a víctimas directas y a tantas otras víctimas indirectas y que entraron en la pobreza, la marginación, etc.".

"¿Pudimos hacer más? ¿Era mejor hacerlo de otro modo?", cuestionó. "Pedimos perdón por lo que teníamos que hacer y no hicimos, pedimos perdón por lo que hicimos mal, pedimos perdón por haber guardado silencio cuando debimos hablar, o haber hablado mal, juzgado y condenado".

En ese marco, alentó a ser sembradores de justicia, honradez, respeto, y colaboración. 

"Nos toca iluminar el presente: hemos ofrecido nuestro aporte a los Constituyentes, y seguiremos ofreciendo el gozo del Evangelio, la verdad que poseemos y que libera, aunque duela", aseguró.

"Todos estamos convocados en esta hora grande y hermosa de nuestra historia a ofrecer nuestro aporte, a dar lo mejor de nosotros mismos para construir un Chile mejor", sostuvo.

Asistieron a la celebración miembros de los equipos y comisiones de la Conferencia Episcopal, y representantes de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile (Conferre). 

La Misa por la Patria contó también con la presencia del Coro "Laurus Vocali".

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