Este 20 de julio la Iglesia Católica celebra al obispo mártir San Apolinar, quien fue discípulo de San Pedro. El santo llegó a ser muy conocido en los inicios del cristianismo por realizar hechos tan prodigiosos como los mismos Apóstoles.
La tradición cuenta que San Apolinar y San Pedro se conocieron en Antioquía, ubicada en la actual Turquía, cuando el Apóstol fue a ese lugar a evangelizar. Apolinar dejó el paganismo y decidió seguir al primado de la Iglesia hasta Roma.
San Pedro lo envió a Rávena, al noreste de Italia, convirtiéndose en el primer obispo de la zona.
Cerca de allí queda hasta ahora la localidad de Classe, donde había un mudo. El Beato Santiago de la Vorágine, en su libro Leyenda Dorada, narra que cuando el santo llegó a su casa para sanarlo, se le presentó una mujer poseída por el demonio.
La endemoniada buscaba impedir que ingresara gritándole: "¡Vete de aquí, siervo de Dios! ¡Vete inmediatamente, o haré que te aten de pies y manos, y que te expulsen de la ciudad!".
San Apolinar le llamó la atención al demonio y lo expulsó, liberando a la mujer. Luego se acercó al mudo, rezó al Señor y el hombre empezó a hablar. Se dice que más de 500 personas abrazaron la fe tras este prodigio.