Cada 18 de julio se celebra al monje San Arsenio, quien seguía los consejos de una voz mística. Cierto día, esta lo llamó y tuvo una visión en la que distinguió 3 tipos de pecadores en la humanidad, lo que le sirvió para aconsejar mejor a los demás.
San Arsenio vivió entre los siglos IV y V. Fue un dignatario de muy alto rango en el Imperio Romano. Cuenta el Beato Santiago de la Vorágine, en su libro Leyenda Dorada, que en una ocasión, mientras oraba a Dios para que lo condujera a la santidad, escuchó una voz mística que le dijo: "Huye de los hombres y te salvarás".
Así lo hizo e ingresó a un monasterio. No obstante, tras hacerse monje, la voz le indicó: "Arsenio, huye, calla y permanece enteramente tranquilo en la quietud de tu retiro y soledad". De esta manera el santo se fue a vivir al desierto.
El monje fue creciendo en santidad y los fieles viajaban desde muy lejos sólo para escuchar sus enseñanzas o algún provechoso consejo. Toda esa sabiduría la obtuvo de Dios.
San Arsenio volvió a escuchar la voz mística que le ordenó: "Ven, quiero que veas las obras que hacen los hombres". El monje obediente acudió y contempló tres escenas.
En la primera vio a un hombre que cortaba leña, la amarraba e intentaba cargarla sin lograrlo. Curiosamente eso hacía que cortara más leña y la agregara al primer bulto, para nuevamente tratar de cargarla sin éxito. Esta acción se repetía una y otra vez.