El 4 de julio la Iglesia Católica conmemora al Beato Pier Giorgio Frassati, un valiente joven que sirvió a los pobres y promovió los valores cristianos en la política. Aquí compartimos fragmentos de una cariñosa carta que le escribió a su madre, en la que exalta los cuidados maternales.
Pier Giorgio (1901-1925) pertenecía a una familia acomodada e influyente en Italia. Al mismo tiempo, amaba la Eucaristía y a la Virgen María, sirviendo a los necesitados, enfermos y huérfanos que se habían multiplicado como consecuencia de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Estudió en la universidad para ser ingeniero de minas. Además, formó parte de la Fundación de Estudiantes Católicos, de la Acción Católica y del Partido de la Gente. El día de su funeral, las calles de Turín, al norte de Italia, se llenaron de pobres y desvalidos que fueron a dar el último adiós a quien tanto los había ayudado.
El 19 de julio de 1922, Pier Giorgio le escribió una carta a su madre, la señora Adelaida Ametis. Ella era una pintora muy reconocida, tanto así que el entonces rey de Italia, Víctor Manuel III, le había comprado uno de sus cuadros en la Bienal de Venecia, una de las exposiciones internacionales de arte más prestigiosas del mundo.
En la misiva, el beato le dice a su mamá que se siente apenado porque ella piensa cosas que no son ciertas, sin especificar a qué se refiere. No obstante, reconoce que "los consejos de la madre son siempre los más sabios y son siempre buenos, incluso cuando uno ya es viejo".
Luego le enfatiza que ese año ella había estado lejos de él, pero que eso le había servido para "apreciar qué quiere decir no tener a la madre cerca, que nos grita cada tanto, pero que en la noche nos da un beso y su bendición".