La Cuaresma siempre ha sido un tiempo para aumentar nuestra reflexión y oración, un tiempo para hacer nuevos hábitos de oración que podríamos continuarlos pasado este tiempo litúrgico. Un altar familiar, o mesa de oración como algunos la llaman, ayudaría no sólo a crear en la familia el hábito de la oración, sino además les recordaría que su hogar debe ser un lugar de adoración.
El altar no tiene que ser necesariamente algo muy elaborado, pomposo o costoso; menos aún si el hogar está lleno de pequeños e inquisitivos niños con dedos muy ocupados.
Por ejemplo, hay familias que por muchos años han utilizado la parte más alta del librero como mesa de oración. Lo esencial es que sea un lugar visible donde la familia se reúne para la oración. Una pequeña mesa en la esquina (¿dónde la TV solía estar?), un espacio en la parte del librero, la sala...
El altar familiar también deberá incluir algunos elementos que demuestren que es un lugar especial. Un mantel bordado o de algún color litúrgico le da al altar familiar cierta formalidad. Un crucifijo, pequeñas estatuas de santos favoritos y n velas pueden ser colocadas también. Durante el tiempo de adviento, la corona puede ocupar un espacio especial. Una Biblia, libros de oración y meditación. Iconos o pinturas pueden ser colocados en estantes o colgados en las paredes detrás del altar familiar. Como la Cruz y las estatuas, los iconos y las pinturas nos permiten concentrarnos en nuestras meditaciones y devociones.
Además, la iconografía es muy instructiva -las imágenes siempre contienen símbolos que indican que algo es parte de la Historia del Evangelio o la vida de un santo.
Por último, el altar familiar es un excelente espacio para rezar el Rosario en familia (mejor que hacerlo cada uno por su cuenta).
La construcción y el mantenimiento de un altar familiar es un actividad simple, pero que hará diferencia en la vida de oración de la familia creando una atmósfera apropiada en el hogar.