(Lunes y Sábado)
I. ORACIÓN INICIAL
El que dirige el rezo:
En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
¡Oh Dios!, tú único Hijo nos ha conseguido con su
muerte y resurrección los bienes de la salvación eterna:
concédenos que, venerando estos misterios en el Santo Rosario
de la Virgen María, imitemos aquello que contienen y obtengamos
aquello que prometen.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
II. MISTERIOS GOZOSOS
El que dirige el rezo:
Hoy contemplaremos los misterios gozosos. Ellos se caracterizan
por el gozo que produce el acontecimiento de la encarnación.
Meditar los misterios "gozosos" significa adentrarse en los motivos
últimos de la alegría cristiana y en su sentido más
profundo. Significa fijar la mirada sobre lo concreto del misterio
de la Encarnación y sobre el preanuncio del misterio del dolor
salvífico. (Ver "El Rosario de la Virgen María", N°
20).
El que dirige el rezo:
En el primer misterio gozoso se contempla la Anunciación.
"Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre, llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando donde ella estaba dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo...vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús"... Dijo María: "He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra"". (Lc 1, 26-28.31-38)
El que dirige el rezo:
Oh Dios, autor de la salvación, que enviaste a tu ángel
Gabriel a Santa María para hacerla Madre del Redentor; aviva
en nuestra mente la firme convicción de ser tus hijos y de
querer vivir siempre en comunión con el Cuerpo de Cristo, que
es la Iglesia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por la paz del mundo:
Para que los gobernantes de las naciones, responsables de promover
el bien común y la concordia entre las naciones, establezcan
entre los pueblos relaciones de justicia, de reconciliación
y de paz.
Se reza seguidamente un Padrenuestro,
diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el segundo misterio gozoso se contempla la Visitación
de Nuestra Señora.
"En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludo a Isabel. Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María...quedó llena del Espíritu Santo". (Lc 1, 39-41)
El que dirige el rezo:
Oh Señor, sabiduría y fuerza de los profetas, que
inspiraste a la Madre del Verbo encarnado visitar a su distante y
anciana prima, para que tu Hijo, que ella llevaba en su seno, santificase
a Juan, el más grande profeta; concédenos obtener las
gracias y las virtudes por la presencia operante de la Madre de la
Iglesia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por nuestro Arzobispo el Cardenal Juan
Luis, y por todos los sacerdotes de nuestra Arquidiócesis:
Para que vivan su sacerdocio como servicio incansable y donación
sin límites a Cristo y a la Iglesia.
Se reza seguidamente un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria
al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el tercer misterio gozoso se contempla el nacimiento de
Jesús.
"José y María salieron de Nazaret hacia Belén y, "mientras ellos estaban allí se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre"". (Lc 2, 6-7)
El que dirige el rezo:
Oh Señor del cielo y de la tierra, que te complaciste en
poner en movimiento a las estrellas del cielo y encaminar a los humildes
y doctos hacia la fría cueva en donde María dio a luz
a tu Hijo divino; concédenos unirnos en la humildad y el amor
a la vida del Verbo encarnado.
Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por todas nuestras familias:
Para que por medio del rezo constante del santo rosario, nuestros
hogares vivan cimentados en el amor y en la paz de Cristo.
Se reza seguidamente un Padrenuestro,
diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el cuarto misterio gozoso se contempla la purificación
de la Virgen.
"Cuando, según la ley de Moisés, se cumplieron los días de la purificación, subieron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está prescrito en la Ley del Señor: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor"". (Lc 2, 22-23)
El que dirige el rezo:
Oh Dios, libertador del pueblo elegido, que acogiste en el templo
a tu Hijo divino con su Madre Virgen; concédenos por intercesión
de la misma Madre de Dios ser presentados a ti en el Paraíso.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por los enfermos:
Para que el Señor Jesús y nuestra Madre Santa María,
salud de los enfermos, los visiten con su amor misericordioso y les
den la salud deseada.
Se reza seguidamente un Padrenuestro,
diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el quinto misterio gozoso se contempla el Niño perdido
y hallado en el templo.
"El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres...Al cabo de tres días, lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles". (Lc 2, 43-46)
El que dirige el rezo:
Oh Padre del cielo, que consentiste que tu Hijo divino se entretuviera
contigo, entre los doctores del templo, no obstante las grandes angustias
de sus padres por el temor de haberlo perdido; haznos perseverantes
en la oración para conseguir los frutos de la redención.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por el Año del Rosario que estamos
viviendo:
Para que Santa María nos eduque a contemplar el rostro de Jesús,
su Hijo y así nuestra mirada no se aparte jamás de Él.
Se reza seguidamente un Padrenuestro,
diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
III. CONCLUSIÓN.
El que dirige el rezo:
Concluimos el rezo del Santo Rosario dirigiéndole a Nuestra
Madre, con amor filial, el rezo de la Salve: Dios te salve, Reina
y Madre...
(También se pueden rezar las Letanías).
El que dirige el rezo:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre
de salud de cuerpo, mente y espíritu, y por la intercesión
de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas
de este mundo y concédenos las alegrías del cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos:
Amén.