Laudes
Oración de la mañana
SALUDO INICIAL
V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
-
HIMNO
-
SALMODIA
Ant. 1. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Salmo 118, 145-152
Te invoco de todo corazón; respóndeme Señor, y guardaré tus leyes; a ti grito: sálvame, y cumpliré tus decretos; me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche, meditando tu promesa; escucha mi voz por tu misericordia, con tus mandamientos dame vida; ya se acercan mis inicuos perseguidores, están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables; hace tiempo comprendí que tus preceptos los fundaste para siempre.
Ant. 1. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Ant. 2. Mándame tu sabiduría, señor, para que me asista en mis trabajos
Cántico
Sb. 9,1-6, 9-11
Dios de los padres y Señor de la misericordia,
que con tu palabra formaste al hombre,
para que dominase sobre tus creaturas,
y para que rigiese el mundo con rectitud de corazón.
Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos, porque siervo tuyo soy,
hijo de tu esclava, hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.
Pues aunque uno sea perfecto entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti, será estimado en nada.
Contigo está la sabiduría conocedora de sus obras,
que te asistió cuando hacías el mundo, y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos.
Mándala de tus santos cielos y de tu trono de gloria envíala
para que me asista en mis trabajos y venga yo a saber lo que te es grato.
Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras, y me guardará en su esplendor.
Ant. 2. Mándame tu sabiduría, señor, para que me asista en mis trabajos
Ant. 3. La fidelidad del Señor dura por siempre.
Salmo 116
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Ant. 3. La fidelidad del Señor dura por siempre.
LECTURA BREVE
(Flp. 2, 14 -15)
Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de esta generación mala y perversa, entre la cual aparecéis como antorchas en el mundo.
RESPONSORIO BREVE
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
PRECES
Invoquemos a Dios por intercesión de María, a quien el Señor colocó por encima de todas las creaturas celestiales y terrenas, diciendo:
Contempla, Señor, a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
- Padre de misericordia, te damos gracias porque nos has dado a María como madre y ejemplo; santifícanos por su intercesión.
- Tú que hiciste que María meditara tus palabras, guardándolas en su corazón, y fuera siempre fidelísima hija tuya, por tu intercesión haz que también nosotros seamos de verdad hijos tuyos y discípulos de tu Hijo.
- Tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo, por intercesión de Ella otórganos los frutos de este mismo Espíritu.
- Tú que diste fuerza a María para permanecer junto a la cruz y la llenaste de alegría con la resurrección de tu Hijo, por intercesión de María confórtanos en la tribulación y reanima nuestra esperanza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestras súplicas con la oración que el mismo Cristo nos enseñó: Padre nuestro...
ORACION
Dios misericordioso, fuente y origen de nuestra salvación, haz que, mientras dure nuestra vida aquí en la tierra, te alabemos constantemente y podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén