Laudes
Por la noche
SALUDO INICIAL
V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamrá tu alabanza.
- HIMNO
- SALMODIA
Ant. 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118
Te invoco de todo corazón;
respóndeme Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame, y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores están lejos de tu voluntad.
Tú Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos los fundaste para siempre.
Ant. 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant. 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico
(Ex. 15,1-4. 8-13. 17-18)
Cantaré al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros a arrojado al mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Él es mi Dios yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero, su nombre es "El Señor".
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique, las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: "Los perseguiré y alcanzaré, repartiré el botín,
se saciará mi codicia, empuñaré la espada, los agarrará mi mano."
Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿ Quién como tu, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
lo llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Ant. 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant. 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo 116
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Ant. 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA BREVE
(II° Pe. 1, 10-11)
Hermanos, poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección. Si hacéis así, nunca jamás tropezaréis; de este modo se os concederá generosamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
CANTICO EVANGELICO
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
PRECES
Bendigamos a Cristo que para ser ante Dios el pontífice misericordioso y fiel de los hombres se hizo en todo semejante a nosotros, y supliquémosle diciendo:
Muétranos, Señor, los tesoros de tu amor
- Señor, sol de justicia, que nos iluminaste en el bautismo, te consagramos este nuevo día
- Que sepamos bendecirte en cada unos de los momentos de nuestras jornadas y glorifiquemos tu nombre con cada una de nuestras acciones.
- Tú que tuviste por madre a María, siempre dócil a tu palabra, encamina hoy nuestros pasos para que obremos también como ella según tu voluntad
- Haz que mientras vivimos aún en este mundo que pasa anhelemos la vida eterna ,y por la fe, la esperanza y el amor vivamos ya contigo en tu reino.
Con la misma confianza que tienen los hijos con su padre, acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole: Padre Nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.